lunes, 30 de noviembre de 2015

JUSTICIA



La batalla de Azucena

Por denunciar un insulto racista la hostigaron, le inventaron un robo, la despidieron del trabajo, sin embargo y tras dos años de batalla legal, Azucena Algendones sigue entera. Es la primera mujer afroperuana que gana un juicio por discriminación racial.

Luchadora.  Azucena Algendones posa frente a Palacio de Gobierno. Padeció del síndrome Stevens-Johnson por lo que casi pierde las piernas. Hoy se apoya en un bastón. 

“Si no ganábamos nos íbamos hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, dice muy segura de sí Azucena Asunción Algendones, afroperuana de 43 años, que ha ganado en primera instancia un juicio por discriminación racial contra dos funcionarios de la empresa de agua y alcantarillado SEDAM Huancayo.

Después de sortear dos años de idas y venidas a la corte, malos tratos e insultos por algunos de sus compañeros de trabajo, la señora Algendones tiene, como se dice,  el “cuero duro”, es resistente a todo. Si perdía habría apelado la decisión del juez y continuado firme hasta llegar a San José de Costa Rica.

Según la resolución del juez Omar Quispe, los acusados, el gerente general del SEDAM Luis Pérez, y el jefe de recursos humanos Augusto Santisteban, han cometido “delito contra la humanidad en la modalidad de discriminación”, por lo que se les ha sentenciado a tres años de pena privativa de libertad suspendida, inhabilitación para ejercer cargos públicos y una reparación civil de cinco mil soles.

La señora Algendones viajó a Lima esta semana para dar una conferencia de prensa por lo histórico de la sentencia, pues por primera vez en el país se juzga penalmente un acto de discriminación racial.

"Hasta hoy solo se han juzgado casos por discriminación de género o contra personas con discapacidad, nunca por una ofensa a la raza", dice Bernardo Cáceres del Ministerio de Cultura. Esa institución estatal tiene una plataforma en internet llamada Alerta contra el Racismo, en la que escribe gente denunciando exclusión de todo tipo: desde empleadas domésticas a las que les prohíben usar el ascensor hasta los insultos que algunos consideran naturales: "serrano", "negro", "cholo".  Son alertas ciudadanas, no denuncias legales como el caso de Azucena.
TRÁGAME TIERRA
Sin embargo, aún no se ha hecho justicia del todo en el caso Algendones, pues Judhy Pérez,  la ex relacionista pública que la insultó, ha salido libre de este pleito.  Los hechos sucedieron así:

“La armonía se rompió en marzo del 2012 –recuerda Azucena, que hasta ese entonces tenía 15 años laborando como secretaria– entré al área de facturación a buscar a una compañera y me encontré con la señorita. Cuando paso por su lado pone cara de asco y hace el ademán de sacudirse el hombro y yo le digo: ¿Lo hace por mí? Y ella me responde así, sin anestesia: Cállate, negra cocodrilo. En ese momento quería que me tragara la tierra. Nunca nos habíamos hablado y ella tomaba tan  natural su ofensa”.

Tras este hecho y como un juego de dominó, una a una se sucedieron  situaciones de hostigamiento contra Algendones.

Primero se quejó en la Jefatura de Recursos Humanos y pidió una llamada de atención para Pérez, pero la sanción administrativa nunca se hizo efectiva.

Con el pasar de los días, la actuación de la relacionista pública bajó aún más de nivel. “Tuve que usar audífonos para no escuchar lo que me decía cuando me la cruzaba. Tengo testigos, me veía y gesticulaba sin voz: n-e-g-r-a”, dice Algendones.

Al ver que nadie le hacía caso,  Azucena se encadenó a las rejas de la puerta de ingreso de su trabajo. La prensa huancaína se interesó en su caso. Entonces decidió denunciar la discriminación ante la Defensoría del Pueblo y aquí, según cuenta, es que su trabajo se convirtió en un campo minado. “Le pidieron a Johana Suice, la única testigo que vio la ofensa de Pérez, que no me siga apoyando o de lo contrario perdía el trabajo. El gerente general me llamó un día a su despacho y me dijo que se sentaba en la Defensoría y en mi dignidad. Se corría la voz de que me querían sacar del trabajo y, ¿qué crees?, un día marco mi asistencia y aparece en la pantalla: un mono”. La querían cansar. La derivaron como cajera a una sucursal de SEDAM. La acusaron de haber robado de la caja. Le abrieron una denuncia penal en la que la institución pedía una reparación de 30 mil soles y cuatro años de prisión.  La despidieron. Estuvo desempleada.  Ya sin nada que perder, Algendones decidió demandar penalmente a los funcionarios de SEDAM el 26 de junio de 2013. Los ha demandado por discriminación, también por hostigamiento y por despido arbitrario. Ha ganado. Recuperó su  trabajo y ahora su nombre ha quedado para la historia porque es la primera ciudadana que demandó una discriminación racial y ganó. Su caso es un hito.

Su abogado César Cárdenas dice: "La gente pensó que el caso no prosperaría pero aquí nos tienes". Señala, además, que seguirán en la batalla. La justicia los ampara. 


Juana Gallegos – La Republica



ENTREVISTA



Lori Berenson: 
“A las personas que se han sentido afectadas por mis actos, les pido perdón”

Ciudadana norteamericana. Fue sentenciada a 20 años de prisión por colaboración con el grupo terrorista autodenominado Movimiento Revolucionario Túpac Amaru. En 2010 se le dio el régimen de la semilibertad.

En 2010 se le dio el régimen de la semilibertad. 
En este Perú de 2015, Alberto Gálvez Olaechea (veinte años en prisión) presenta un libro en El Virrey, Peter Cárdenas (veinticinco años en prisión) da entrevistas en televisión y Lori Berenson (quince años en prisión) hace discretos trabajos de traducción para medios extranjeros. Los viejos “monstruos” del MRTA se humanizan ante nuestros ojos.

Todos ellos han acatado el imperativo moral del arrepentimiento. Por eso, cuando me dicen que Lori Berenson quiere hablar conmigo, intento eludir esa imagen polarizada que oscila entre la joven idealista neoyorkina, que un día decidió hacer la revolución latinoamericana y acabó en el MRTA, y la terrorista vociferante con la que el aparato mediático de Fujimori nos bombardeaba día y noche. Porque entre ambas, está la Berenson real, la que ha pasado quince años en prisiones peruanas, pagando por su colaboración con el MRTA y los últimos cinco en libertad bajo palabra intentando sacar adelante a un hijo pequeño como madre soltera. ¿Qué quiere decir ahora? Es lo primero que se me pasa por la cabeza.

“Quiero hablar porque creo que mi caso puede servir para que se empiece a mirar esta historia de otra manera”, contesta. Así que hago un skype con una de las mujeres más odiadas de los noventa para preguntarle qué es exactamente lo que quiere que se mire de otra manera. Desde el otro lado de la cámara, Berenson me responde serena, con Salvador, su hijo de seis años, rondando y subiéndose a su regazo siempre que puede. Parece una madre hippie con un pasado agitado.

“Lo que quisiera que se sepa es que nadie –por lo menos las personas como yo– quiere que eso se repita, pero sí que se entienda por qué ocurrió. Que hubo una realidad social que llevó a que la gente decidiera tomar ese rumbo, que no era una cosa de unos locos”. Pero hay una razón más por la que Lori quiere hablar precisamente ahora: hoy se cumplen los veinte años de condena a los que fue sentenciada y es probable que mañana mismo viaje a EE.UU. para no volver jamás, ya que se activa su expulsión definitiva del Perú. “Tengo pasajes reservados. Mi pasaporte dice que tengo permiso de estadía hasta el día 29. Nos iremos mi hijo y yo, los dos solos. Llego a Nueva York. Si mis padres están trabajando irá mi tío a recogernos”.

Si todo sigue sus cauces normales te vas mañana del Perú. ¿Cuáles serían tus palabras de despedida?
Quisiera expresar mi hondo pesar por las víctimas del conflicto armado interno en el Perú, al que estuve vinculada por mi colaboración con el MRTA. Lamento profundamente lo sufrido por todas las personas afectadas directa o indirectamente por el conflicto; y a las personas que se han sentido afectadas u ofendidas por mis palabras o mis actos, les pido perdón.

En estos momentos la sociedad peruana sigue en un proceso, creo, de reflexión sobre lo que ocurrió en los años de violencia… ¿Cuál sería la tuya como una de sus protagonistas?
Jamás fui una protagonista. Participé, y mi forma de ver el mundo tuvo que ver con cómo se entendía en esa época la violencia, como una forma de promover el cambio social.

¿El MRTA está extinguido?
Hasta donde yo sé, sí. Por lo menos no conozco ningún caso de reincidencia.

Según la Comisión de la Verdad, un 1,8 % de las víctimas de la guerra interna las causó el MRTA frente al 54 % que causó Sendero Luminoso. ¿Cómo le explicarías la diferencia entre SL y el MRTA a un joven que no vivió esa época?
Hay diferencias ideológicas, pragmáticas, políticas. También en el uso de armas de destrucción masiva, como coches bombas; el MRTA cometió asesinatos que sí son condenables, pero que yo sepa no hubo masacres. En todo caso, aunque sea solo un 1,8% es mucho, sea lo que sea, es mucho. Y, aunque yo no lo haya causado, asumo mi responsabilidad.

Para la Comisión de la Verdad el MRTA sí cometió al menos una matanza, la de ocho personas en Tarapoto, que luego reivindicaron como un crimen moral, porque se trataba de homosexuales.
Es absolutamente cierto que el referido caso del asesinato de homosexuales en la región San Martín por parte de MRTA fue un hecho de barbarie injustificable. Sin embargo, creo que se dio solo en esa zona en ese momento y no representó una política o una forma de ver de la organización, por eso no lo llamé masacre, eso no quita en absoluto lo abominable del acto. Sé que este hecho (el haber asesinado a estas ocho personas) fue asumido como un grave error y me imagino que así debió ser expresado públicamente en algún momento.

Lo que más se recuerda de ti es que dijiste que los del MRTA no eran terroristas. ¿Hoy estás dispuesta a aceptar que el MRTA sí cometió actos de terrorismo?
Una cosa es decir que se cometieron actos a todas luces condenables, eso sí. Pero cuando digo que no son delincuentes terroristas quiero decir que no todos sus actos —o la gran mayoría de sus actos— tuvieron como finalidad crear zozobra o terror, o que tenían blancos en la población civil, porque eso no fue así. Se produjeron actos que yo misma condeno, sí, pero yo no hablo ni de santos ni demonios.

Puede que su finalidad no fuera causar terror, que sus metas fueran otras, pero es un hecho que lo causaban. ¿No crees?
Por lo que he leído y escuchado sobre los años más cruentos de la violencia –que fue antes de mi llegada al Perú–, se impuso una dinámica de guerra, si se quiere. Entonces cada acto –no importa quién lo hiciera ni cómo– seguramente alimentó dicha dinámica. Entonces sí, no obstante las intenciones, creo que en algunos momentos fue así.

¿Ibas a ser canjeada por los rehenes de la residencia del embajador japonés?
Eso dicen.

¿Qué recuerdas del día en que Fujimori entró con sus comandos?
Estaba en Yanamayo, recuerdo que me enteré una noche. Fue muy duro porque vivía con personas que perdieron familiares allí, como Nancy Gilvonio [esposa de Nestor Cerpa], por ejemplo. Las guardias nos decían que tuviéramos cuidado, que tenían orden de disparar.

¿Cuánto tuvo que ver Washington en tu liberación?
Han estado atentos a que se cumpla la sentencia como corresponde, sobre todo por la forma arbitraria en que me devolvieron a la cárcel en 2010, por una minucia técnica. Pero no creo que hayan ejercido presión. Cuando me metieron en Yanamayo mis padres sí hablaron con muchos congresistas en EEUU. Y es que el hecho de haberme juzgado a cadena perpetua por traición a la patria era no solo aberrante, sino ilógico.

¿Te sientes parte de los vencidos?
Claro, de alguna manera sí. Creo que la experiencia carcelaria, de gran ensañamiento contra los presos, y la manera en que se aborda el tema de la violencia política hoy en día están determinadas por la condición de “vencidos”. Los vencedores siempre escriben la historia de una manera favorable para ellos, en que la única versión aceptable es aquella de los victoriosos, que demoniza a los vencidos. Más parece una película de Disney en la que los malos son recontra malos y los buenos son recontra buenos, cuando la vida no ha sido así, ni lo será nunca. Hay muchos matices de gris, y seguramente a la larga se conocerá con mayor detalle. Espero que más temprano que tarde.

Cuenta Peter Cárdenas que hoy lo saludan por la calle con tranquilidad.
Me parece positivo y saludable. Al menos, se está aceptando el Estado de derecho en el que las penas se cumplen y eso es bueno. Creo que se podría hacer más si se acepta a la gente con sus diferentes puntos de vista. Y trabajar juntos en lugar de utilizar a un grupo de adversarios que ya fueron derrotados como chivos expiatorios. Porque se crea toda una mitificación. Yo crecí en los años de la Guerra Fría. De niña pensaba: “¿Será que los rusos son tan malos?”. Es mucho más saludable abordarlos, como en los libros de José Carlos Aguero, Lurgio Gavilán o en el Informe de la Comisión de la Verdad.

Los Rendidos de Aguero es el testimonio de un hijo de padres que militaron en Sendero. Ahora que eres madre, ¿qué pensaste al leerlo?
Me hizo pensar en la responsabilidad que tenemos las que decidimos ser madres. Para todas las mamás que conozco y que son exprisioneras, la prioridad máxima es sacar adelante a nuestros hijos. Este libro me conmovió mucho porque yo conozco los dos lados. Conozco papás e hijos con esas experiencias y sé que es un tema importante. Me alegra que alguien lo haya sacado a la luz. Tenemos que asumir que nuestros hijos también sienten y padecen lo que hicimos.

Salvador crecerá y también tendrá preguntas para ti…
Hay cosas que sabe y cosas que son difíciles de explicar, por eso he preferido esperar el momento propicio. Me pregunta, por ejemplo, por qué no sabemos qué día exactamente nos vamos del Perú. Entonces le explico que yo necesito un permiso especial para salir y no sé si me lo darán ese día...

¿Cuál sería la respuesta a la pregunta de "Mamá, ¿por qué dicen que eres terrorista?”
Le contaría que yo participé en esfuerzos para cambiar situaciones que son injustas, como la exclusión social relacionada a la pobreza, a la desigualdad, pero en ese esfuerzo hice algo que la ley prohíbe y tuve que ir a la cárcel. La palabra terrorista significa una persona que causa o provoca terror en la población, y eso es algo que no he hecho, aunque me llamen así, yo no soy terrorista.

Parafraseando el libro de Gálvez Olaechea, uno de los dirigentes del MRTA, quien salió también este año, ¿tu palabra está también desarmada?
Sí, por supuesto. Creo en la necesidad de un mundo más justo pero por voluntad popular, sin que eso me impida ver los defectos que tienen muchas de nuestras democracias. No todo está en las elecciones sino en cómo tú buscas hacer cambios, mejoras en tu comunidad. Intentar cambiar las cosas a través de la violencia correspondió a una etapa, pero ya no es ese momento.

De estos cinco años de libertad vigilada en el Perú, ¿qué ha sido lo más difícil?
Quizás vivir en una burbuja con un niño pequeño. He estado trabajando desde mi casa, completando mis estudios universitarios, pero en un estado de autoaislamiento, debido a las circunstancias.

Te gritan terrorista en la calle.
A veces me gritan, pero yo nunca contesto, creo que en cinco años solo he contestado una vez. Antes ni siquiera volteaba, últimamente sí volteo, aunque sea para ver quién me grita.

Una mujer llamó a la radio para decir que te había visto en una combi con tu hijo y que te había preguntado qué sentirías si lo mataran.
Ese fue solo un incidente, pero he sufrido muchísimas amenazas. Quizá ocho amenazas directas a mi niño, en persona, por teléfono o por el intercomunicador.

¿Salvador fue tu salvación?
Salvador es mi adoración, mi gran amor y también un desafío para mí, pero no creo que haya sido mi salvación. Son diversos los factores que hicieron posible que saliera adelante, principalmente el convencimiento de que había que luchar y tener confianza en el futuro.

¿Qué tienes ganas de hacer ahora?
Empezar a trabajar fuera de casa. También quiero recuperar mi identidad política-social, volver a las protestas cuando así lo sienta necesario.

¿Cómo será tu situación legal en EEUU?
Normal.

¿Qué estudias ahora?
Estoy terminando Salud Pública, por internet, en un campus virtual americano. Me queda un año.

La libertad. ¿Qué valor tiene para ti? ¿Uno idealiza la libertad?
Sí, creo que uno idealiza la libertad estando preso y es lo natural. Las condiciones carcelarias han sido durísimas y para muchos lo siguen siendo. Pero estar fuera de la cárcel no significa una libertad absoluta. Estamos inmersos en una sociedad conservadora, en la que plantear ciertas preocupaciones sociales o propuestas políticas perfectamente lícitas está prohibido, y no solo para los “vencidos”, sino en general para quienes piensan distinto.

¿Le debes algo a alguien en este país?
Sí, y por eso quiero expresar mi más sincero agradecimiento a quienes me han brindado cariño y solidaridad a lo largo de estos años. Y a las personas e instituciones con las que he tenido contacto por mi hijo, y que han trabajado con él brindándole su apoyo profesional o en la escuela, con mucha dedicación a pesar del estigma social asociado con mi persona.

¿Que quieres olvidar y qué quieres recordar siempre de un país que casi con seguridad no podrás volver a pisar? El país de tu hijo.
Yo quiero vivir mi vida de manera plena. No estoy empecinada en carcomerme por esa historia pasada, pero tampoco voy a negarla. Es parte de quién soy y de quién seré, al margen del lugar donde me encuentre. Tengo un deber moral con la memoria de esa violencia, por lo que significó para el país, y para quienes la siguen padeciendo. Relegar cosas al olvido es forjar la desmemoria, y pienso que toda experiencia, mala o buena, debe servir para aprender y para salir adelante, como individuos o como grupos humanos.



Gabriela Wiener – La República




ENTREVISTA



Fernando Rospigliosi: “¿Qué sabe Levitsky de elecciones? ¿En cuántas campañas ha participado?”

Dos veces ministro del Interior durante el gobierno de Alejandro Toledo. Recientemente incorporado al equipo de campaña de Peruanos por el Kambio (PPK) para encargarse del tema de seguridad.

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Por lo menos a cuatro virtuales candidatos presidenciales, Fernando Rospigliosi entregó el documento con sus propuestas sobre seguridad ciudadana e inteligencia: Keiko Fujimori, Alan García, Ántero Flores Aráoz y Pedro Pablo Kuczynski. Aunque asegura que sus planes no eran incorporarse a campaña alguna, el exministro ya está dentro del equipo de PPK.

¿Cómo así el Fernando Rospigliosi que decía que Keiko Fujimori no tenía ninguna cualidad política y que un gobierno suyo sería un retorno a los 90, dice ahora que Keiko es "una persona democrática con una serie de cualidades"?
Puede ser que Keiko cambió... (se ríe). No, mira, el 2011 yo voté en primera vuelta por PPK y en segunda vuelta por Keiko, porque estaba convencido de que Ollanta Humala era un desastre y era lo peor para el país.

¿Usted cree que con Keiko estaríamos mejor en este momento?
Yo creo que no había nada peor que Humala. Mira la corrupción, mira el desorden, mira el deterioro de la seguridad, de la economía. Como tú sabes, yo he sido un opositor diez años a la dictadura de Fujimori y Montesinos, cuando era difícil ser opositor. Yo ahora me río de los que dicen “Uy, la dictadura”, pero en esa época no estaban o no decían una palabra. La mayoría de la gente cree que Keiko es parecida, igual o peor que su padre. Yo no creo eso, yo creo que es distinta. A mí lo que me preocupa es qué plantea ahora.

¿Ahora sí es democrática y tiene cualidades políticas?
Ahora habla de la Comisión de la Verdad, la Unión Civil...

¿Usted le ha creído eso?
Yo le doy el beneficio de la duda. Por qué no. Por supuesto, para tener una visión más clara y certera. Vamos a ver con quién se rodea y con quién va a las elecciones del próximo año, cosa que todavía no ha sido definido.

Pero hay un tema fundamental, ella sigue llamando "errores" a delitos cometidos por su padre. ¿Dónde está la ruptura clara con el régimen de los noventa?
Mira, tampoco seamos ingenuos. Ella tiene treinta y tantos por ciento de aprobación hoy día por el recuerdo de su padre.

Y por ese mismo recuerdo tiene un antivoto de 70 por ciento.
Así es, y ella, creo que con habilidad, está tratando de dar un viraje que le permita bajar el antivoto sin perder por lo menos gran parte de lo de su padre. Ahora, cuando yo la he conocido, he hablado con ella y he tenido la oportunidad de ver su desempeño público, he visto que, en efecto, no es igual que el padre. Y sobre todo, lo que dije en el 2011 y que a mí me parece una cosa fundamental, Keiko no tiene un Montesinos, entonces no podía hacer lo que hizo Alberto. Razonamiento simple, sencillo y claro.

¿Igual de sencillo y claro no es que Keiko avaló el gobierno de su padre asumiendo el rol de primera dama después del autogolpe, la rereeleción y lo de la madre?
Así es. Bueno, ese es su problema pues, que responda ella, no me digas a mí. Lo que yo te digo...

Es que usted dice que ella es una demócrata.
Bueno, ¿y?

¿Avalar un gobierno autoritario es ser demócrata?
Mira, muchos dirigentes del PRI estuvieron en un gobierno autoritario y fueron demócratas. Adolfo Suárez, en España, fue una pieza importante en la dictadura de Franco y jugó un papel fundamental en la transición a la democracia y nadie duda de que fue un demócrata. Hay gente que en Chile estuvo con la dictadura de Pinochet y estuvo en la transición a la democracia. Hay cambios, pues, en la gente. Si no queremos ver la realidad, no la veremos.

Debe tener muchos amigos que son antifujimoristas.
Muchísimos. Casi todos. (Ríe).

¿Ha perdido algunos amigos luego del 2011 o ellos comprenden su razonamiento?
No, yo he tenido muchas críticas y encontronazos con mis amigos, muchos de los cuales me han presionado para acompañar a Pedro Pablo, porque ellos habían entrado a su campaña. En parte, eso me convenció, en verdad...

Le dijeron: "No te vayas al lado oscuro de la fuerza".
(Se carcajea). No, sin duda es un tema pero, mira, ya a estas alturas de la vida estoy acostumbrado a eso. Digamos, en la década del 90 éramos poquísimos los que nos atrevíamos a decir las cosas que decíamos de Fujimori y Montesinos, y todo el entorno era hostil. O sea que ya sé trabajar en esas condiciones. No me asusta.

Tras su reunión con Keiko Fujimori, escribió en su cuenta de Twitter "conversar no es pactar". Sin embargo, dejó abierta la posibilidad de sumarse al equipo fujimorista, lo que implica que al menos hubo una intención inicial.
Sí... No, porque fue receptiva a las propuestas de seguridad. Pero, no fue más allá de eso.

¿No entró al equipo fujimorista porque no hubo un mayor acercamiento de Keiko Fujimori?
No quiero hablar de conversaciones privadas, pero finalmente no me convenció estar ahí. Tampoco necesariamente tenía que estar en algún sitio, yo no he estado con esa idea, pero finalmente después me decidí a participar en una campaña, la de Pedro Pablo, que es la que más me gusta.

Me ha contado que con el mismo documento sobre seguridad e inteligencia conversó con Keiko Fujimori, Alan García y PPK. ¿Era el objetivo entrar a la campaña sin importar con quien fuera?
No, no, no, yo no tenía intención de estar en ningún sitio. Mi única preocupación en este caso era que los principales candidatos cuando menos fueran receptivos a ciertas ideas y no volvieran a hacer lo mismo el 2016. Yo he tratado de persuadirlos de que hay ciertas ideas de seguridad que están ahí, que son sencillas y que se pueden aplicar; lo otro ha venido después.

¿Con el Apra no conversó sobre la posibilidad de integrarse a la campaña?
No, no, mira yo he hablado con Alan García libremente, abiertamente, relajadamente... (ríe).

Colaboradoramente...
Sí, claro.

Pese al tema de los narcoindultos, pese a Oropeza, pese...
Todo lo que le puedan decir, pero ha sido presidente dos veces y eventualmente puede serlo una tercera vez. Otra cosa es que yo vaya a apoyarlo o participar con él y eso no ha estado en discusión en ningún momento. Mira, yo no sé si voy a trabajar con alguien en el futuro, yo no sé si voy a trabajar con Pedro Pablo, yo no estoy en esta campaña para trabajar en un gobierno de él si es que gana.

¿No va a ser ministro o congresista de Kuczynski?
Jamás hemos hablado de eso. Yo estoy apoyando su campaña. Punto. Creo que puedo aportar,  creo que hay muy buenas ideas y muy buena gente, porque no sólo se trata de tener ideas, sino quién las aplique: en seguridad está Gino Costa, Gustavo Carrión, Rubén Vargas, en fin. En economía, Pedro Pablo, Thorne, un montón de gente. Y en anticorrupción hay gente de primera que todavía no han anunciado. Entonces, creo que podría ser una cosa buena para el país en un momento en que todo se complica.

Más allá de lo que usted piense de Pedro Pablo Kuczynski, ¿qué posibilidades reales tiene de ganar la elección? Steven Levitsky dice que en el interior del país PPK es “un marciano”, nadie lo conoce...
¿Y qué sabe Levitsky de elecciones? ¿Qué sabe? ¿En cuántas campañas ha participado?

Bueno, es un reconocido politólogo, un buen analista.
Sí, pero los politólogos son politólogos y las elecciones son elecciones. Yo lo vengo diciendo desde hace mucho tiempo, hay muchos políticos y casi todos los politólogos no entienden nada de lo que es una elección. Una elección es una elección, no es política. Son cosas distintas. Hay puntos de encuentro, pero son distintas. Ese es mi punto de vista que no comparten muchos políticos y casi ningún politólogo, pero yo he participado en una elección, la de Toledo del 2001, he leído mucho de elecciones, he visto de cerca las campañas del 2006 y del 2011, y tengo mi punto de vista sobre lo que es una elección.

¿Dice que Levitsky no sabe de lo que está hablando?
Digo que no sabe de elecciones, sabe política de repente. Además, se equivocó con Humala, que fue un desastre. Él lo adoraba... Pero bueno, esa es otra cosa.

¿Puede ganar PPK, aun cuando su máximo apoyo en las provincias es de 13 por ciento?
Depende de la campaña que haga. Depende de qué cosa propone, de si lo que propone es adecuado, de si la gente le cree. De eso depende. Así es una elección.

¿Y para ver todo eso y cambiar esas cifras, se sumará al equipo  Mario Elgarresta, estratega que vio la campaña de Toledo el 2001?
De eso no puedo hablar, yo no soy el encargado de eso, pregúntale al jefe de campaña de Kuczynski, yo no lo soy. Yo soy un obrero. A mí nadie me ha nombrado vocero, ah. Ojo. Yo hablo lo que tengo que hablar.

Y sobre lo de Elgarresta no puede hablar.
Yo no, yo no... Yo lo que creo es que se requiere gente que pueda aconsejar bien, pero sobre todo creo que eso ocurrirá, digamos, el próximo año, cuando ya la campaña vaya en serio. Ahora todos los candidatos están en sus inicios.

¿No le molesta todo esto de los partidos personalistas, todo esto de los dueños de los partidos? Por ejemplo, a Peruanos por el Kambio le han cambiado la C de cambio por K para que el logo se adecúe a las siglas PPK...
Me gustaría un mundo ideal con partidos sólidos, fuertes, institucionales, con planteamientos, adherencias, pero no existen en el Perú. Entonces, ¿qué hago, me meto debajo de mi cama o trabajo con la realidad?

¿Eso lo tomo como cinismo o pragmatismo?
No, no, es realidad. Si alguien cree que la política en el Perú es cosa de vírgenes, que se vaya a la iglesia.

¿En el Perú, la política es cosa de qué?
No pues, lo que conocemos. Si quieres meterte a tratar de hacer algo, tienes que considerar la realidad y trabajar con lo que hay. Ahora, ¿eso significa que tú tienes que convertirte en un sinvergüenza, en un corrupto? No. Toda la gente con la que yo he trabajado en el Ministerio del Interior, con la que hemos sido amigos largos años y está acá, está absolutamente limpia.

Escribió hace un mes sobre César Acuña, recordó el video en el que decía que si su agrupación  llegaba al gobierno habría "plata como cancha" para todos ellos.  Aun así, Acuña sigue con su tendencia al alza, ya ha superado a García y quizá le arrebate el segundo lugar a PPK que está estancado en quince por ciento.
Yo creo que ha subido porque ha metido una cantidad fabulosa de plata en publicidad. Naturalmente, si los otros no están haciendo publicidad y él hace, hay una tendencia a subir. Pero, en los últimos días, cuando ya los focos se le han prendido encima, ya vimos lo que pasó: la esposa lo denuncia, presentan a su gente de seguridad y todos los días van saliendo nuevas cosas. César Acuña no era conocido nacionalmente, solo localmente, pero cuando quiere pasar a ligas mayores, simplemente se le van descubriendo todos los esqueletos en el armario.

¿No cree, entonces, que la segunda vuelta será entre Keiko Fujimori y César Acuña?
No. Yo creo que Acuña no tiene ninguna posibilidad de ganar la elección. No sé si podrá subir, bajar, quedar un poco más adelante, un poco más atrás, pero de ganar, no tiene ninguna posibilidad.

¿Por qué?
Primero, porque no es conocido en todo el país todavía, segundo porque no tiene cualidades y mensaje que le permitan ganar una elección. En fin, creo que sus cosas negativas lo van a jalar hacia abajo.

¿Y se atreve a firmar que PPK pasará a la segunda vuelta?
No, no sé. Yo quisiera que PPK gane y voy a poner todos mis esfuerzos en que eso ocurra. Mira, a estas alturas no se puede pronosticar, lo hemos visto en todas las elecciones anteriores, hay un sube y baja. En febrero o marzo tendremos tendencias más claras.

Ana Núñez – La República