jueves, 5 de noviembre de 2015

POLICIALES



San Matías albergó a un psicópata 
sexual sin saberlo durante veinte años

En Chincha. Auxiliar de colegio Héctor Guerra abusó de alumnos a los que sedujo con regalos. El robo de su laptop lo puso en evidencia y la Policía sospecha que tendría más de un centenar de víctimas. Se ganó la confianza de los padres que lo creían una buena persona. Pasaría el resto de su vida en la cárcel.




Pagará por sus delitos. Héctor Javier Guerra Salguero fue puesto ayer en manos del Ministerio Público. El fiscal del caso pedirá 9 meses de detención preventiva para él. En los primeros meses de 1995, un joven alto y tímido, proveniente de un caserío vecino, se instaló en el centro poblado San Matías, al suroeste de Chincha. 


Comenzaba el segundo gobierno fujimorista y acababan de inaugurar el único colegio de educación inicial y primaria en la zona.

El entonces desconocido Héctor Javier Guerra Salguero, hoy de 40 años, había llegado como guardián del centro educativo, pero tras estudiar a distancia la carrera de pedagogía, terminó ocupando el puesto de auxiliar. Pronto se ganaría la confianza de los alumnos y sus familias, que lo adoptaron como un poblador más.

Muchos de los que iniciaban su vida escolar en esos días hoy son padres o madres de familia y siguen viviendo en esa comunidad campesina. Ninguno recuerda que Héctor Guerra tuviera una conducta inusual. Todos, de una u otra manera, mantuvieron una amistad con él durante todos estos años.

"Estudié primaria en ese colegio como todos los que vivimos acá. Muchas veces Héctor me ayudó con mis tareas, pues solía reunir a varios chicos para explicarles las clases que no habíamos entendido. Nunca trató de sobrepasarse conmigo", refiere María Luisa Castilla Vásquez (23), actual teniente gobernadora del pueblo.

Cuando ella acabó la primaria y se fue a seguir la secundaria en Chincha, fueron sus hermanos menores y después sus sobrinos los que ocuparon las aulas del centro educativo Nº 22685 María Inmaculada. Quizá alguno padeció en esos años lo que para la joven resulta inverosímil.

"Yo solo hablo de lo que sé, porque conocí a Héctor como una persona amable y sin vicios, que siempre estaba presto a ayudar a los niños. Nunca le conocimos pareja y se refería a los chicos del pueblo como sus hijos. Pero si tiene algo que pagar, tendrá que hacerlo en la cárcel", sentencia.

MONSTRUO ESCONDIDO

Y es que la imagen intachable que Héctor Guerra mostraba al pueblo de San Matías era solo una careta. Detrás se ocultaba un sujeto capaz de seducir a niños de entre 8 y 13 años, a los que fotografiaba desnudos y en situaciones escabrosas.

Las clases particulares que decía dictar por las tardes en el cuarto que ocupaba dentro del colegio eran la excusa perfecta para acercarse a los chicos con regalos o propinas.

Tal era su grado de manipulación que muchas de sus víctimas, ya mayores, todavía lo consideran buena persona y sienten lástima por él. Aún  ahora se niegan a denunciarlo.

A inicios de octubre, un robo en las instalaciones del colegio María Inmaculada revelaría el secreto que Guerra escondía tras su apariencia inofensiva. La impunidad absoluta con la que actuó durante dos décadas, alimentada por el silencio de sus víctimas, había llegado a su fin.

Por esas ironías de la vida, la laptop que Guerra utilizaba para almacenar las fotos y vídeos de sus vejaciones fue robada en el asalto. Misteriosamente, todo ese registro fílmico y fotográfico fue a parar de forma anónima a la Depincri-Chincha, tras ser copiado en un disco duro externo.

Durante varios días, los detectives analizaron las imágenes en las que se observa a menores siendo abusados dentro del propio colegio. Dichos encuentros sucedieron en la dirección, en uno de los salones de clases y en la propia habitación de Guerra.

"Vimos las fotos tomadas en las aulas y algunas en exteriores, así que empezamos a buscar por diversos colegios. Hasta que dimos con el lugar exacto y con una orden del fiscal capturamos a este sujeto", explica un detective.

La detención se efectuó el pasado 19 de octubre en pleno horario de clases. A las 12:00 m, los agentes ingresaron al colegio y lo esposaron en el patio. Muchos niños, vecinos y padres de familia salieron en su defensa al considerarlo una persona inocente.


MÁS DE 100 VÍCTIMAS

Al ser llevado a la sede policial, el propio Guerra confesaría su culpa. "Sí, yo grabé esos videos y también tomé las fotos. Todo empezó como un juego en el año 2000, antes de eso no pasó nada. Habrán sido ocho o diez menores. Actualmente mantengo una relación con un chico de trece años", admitiría en su declaración preliminar.

Sin embargo, al revisar su celular, sus conversaciones de Facebook y de WhatsApp, la Policía identificaría al menos a unos treinta menores, todos entre los 8 y 13 años de edad, también algunos jóvenes que volvían a buscarlo por un poco de dinero o una recarga telefónica. Uno de ellos, incluso, le pide prestado 50 soles para poder visitar a su enamorada.

"Aún no tenemos una cifra exacta, pero presumimos que habría más de un centenar de víctimas. Lo extraño es que en las conversaciones los menores acceden a sus peticiones sin ser obligados. Es como si este sujeto les hubiera lavado la cabeza", indica el comandante Mario Leo Mendoza, jefe de la Depincri-Chincha.

La evidencia que maneja la Policía es solo la encontrada en la laptop y el celular del detenido, y sería de fechas recientes, a lo mucho de hace un año. Sin embargo, se sabe que en el robo al colegio, los ladrones se llevaron dos celulares, una cámara fotográfica y memorias micro SD con cientos de imágenes.


Cadena perpetua

Según el Código Penal, Héctor Javier Guerra Salguero tendría que pasar el resto de su vida en prisión. Las fotos halladas en su laptop demuestran que violó a varios niños menores de diez años. De momento, cuatro ya han testificado en su contra desde una cámara Gesell.

"Así se trate de un solo menor, o más de cien, el juez debe dictar cadena perpetua. Hay un agravante porque se trata de un profesor o empleado del colegio (...) No solo como penalista, como chinchano espero que lo castiguen con todo el peso de la ley", indica el decano del Colegio de Abogados de Lima,  Mario Amoretti.

La tarde de ayer, Héctor Guerra Salguero fue puesto a disposición del Ministerio Público de Chincha. Se conoció que el fiscal ha solicitado nueve meses de prisión preventiva para poder investigar a fondo el caso.




ENFOQUE
Son sujetos sin ninguna valoración moral
Martín Nizama - Psiquiatra


El psicópata sexual tiene doble vida, por eso es que transcurre mucho tiempo sin ser detectado. Estos sujetos no tienen arrepentimiento, ni autocrítica ni ninguna capacidad de valoración moral o ética. Se guían por el instinto, el impulso y el deseo. Posiblemente de niño haya tenido un trato igual o peor.

En este caso, en particular, el abusador tenía tal pericia, tal habilidad para que la otra persona, en vez de sentirse agraviada, se sienta reconocida y estimulada con regalos o propinas. Esto revela un poco el arte de este sujeto, de camuflarse de tal modo que aparece como un benefactor.

Pero hay también una grave negligencia de parte de los padres de estos chicos. Hay una actitud cada vez mayor en nuestra sociedad de endosar a los hijos a terceras personas, en este caso a un auxiliar, por eso es muy común ver a niños 'huérfanos con padres vivos'. Es importante que ahora los padres busquen acercarse a sus hijos, para saber el grado de abuso que sufrieron y de este modo ellos puedan recibir una terapia psicológica para evitar secuelas en el futuro.


Claves

Guerra Salguero no solo abusaba de los niños, también los obligaba a tener relaciones sexuales entre ellos.

Unos 20 menores han sido identificados. Voluntariamente solo han testificado cuatro.

Sus víctimas se referían a él como "Vicio", "Papito" o simplemente Héctor.

A sus "engreídos" les regalaba celulares, dinero, ropa deportiva y a uno, incluso, una laptop, según fuentes del Ministerio Público.


Edgar Gamboa – La Republica


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