lunes, 23 de noviembre de 2015

ENTREVISTA



“Mis amigos caviares me van a matar, pero 
Acuña es más fujimorista en su estilo que Keiko”



En 1990, recibió un B.A. en Ciencias Políticas en Stanford University y en 1999, un doctorado en Ciencias Políticas de la UC Berkeley. 
Steven Levitsky. Politólogo. En 1990, recibió un B.A. en Ciencias Políticas en Stanford University y en 1999, un doctorado en Ciencias Políticas de la UC Berkeley. Es profesor titular de las asignaturas de Government y Social Studies en Harvard University. Especialista en Latinoamérica.



Sus últimas columnas y declaraciones sobre Keiko Fujimori generaron tremendo bolondrón. En Lima, incluso, corrió un rumor de que estaba asesorando a la hija de Alberto Fujimori, al punto que una amiga, funcionaria del Gobierno, lo llamó para preguntarle si era cierta la versión. Steven Levitsky ha jurado con la mano sobre la grabadora que sigue siendo antifujimorista. 





Después de tus últimas columnas y declaraciones sobre Keiko Fujimori, hay gente que se pregunta si Steven Levitsky es ahora un fujimorista converso.

Que quede claro que no soy ni jamás seré fujimorista. Jamás apoyaría a Keiko Fujimori, y si Keiko gana la presidencia –algo que me parece cada vez más probable– para mí será una cosa triste y lamentable. Que quede grabado. Por otro lado, me parece de lo más pobre negar que se pueda hablar con los rivales políticos. Desde mi perspectiva como politólogo, tengo que hablar con todo el mundo.



Tú te refieres a la invitación a Harvard. Lo que algunos han considerado una herejía, como tú mismo has dicho, es que escribas que el fujimorismo ha cambiado, que Keiko tiene talento y que resultó ser una buena política.

Pero, carajo, mi trabajo es decir las cosas como son, no como quisiéramos que sean. El problema con el 90% de los columnistas es que confunden los deseos con el análisis. Yo aprendí hace mucho tiempo que la mejor manera de llegar a mis metas, a mis objetivos, a mis deseos políticos, es conocer la verdad. Mi trabajo es decir las cosas como son. O como creo que son...



Sostienes que la candidata ha hecho su chamba como política, a diferencia de otros que has calificado como candidatos vagos, pero cuando estuvo en el Congreso, faltó a más de 500 sesiones y eso que no tiene trabajo conocido.

Te voy a decir las cosas como son, no la estoy defendiendo. Keiko Fujimori tiene un trabajo, su trabajo es ser candidato presidencial de su partido y eso ha hecho desde el día siguiente de las elecciones del 2006 hasta las elecciones del 2011, y desde el día siguiente de las elecciones del 2011 hasta ahora. Ha pasado 10 años siendo candidata presidencial. Lo del Congreso... ella lideró la lista para ampliar el voto fujimorista, pero su objetivo nunca fue ser congresista en serio. Entonces, su trabajo es ganar la presidencia y se ha convertido en una política profesional que busca la presidencia. Esa idea de que Keiko es una perezosa, que no trabaja... todo bullshit.



El resumen de tu columna era que Keiko Fujimori se había ganado el respeto en Harvard, incluso de gente que era antifujimorista...

Claro, pero no exageremos. No es que salimos conversos, que ella fue la mejor que fue a Harvard. La verdad es que la expectativa era baja y ella estuvo bien.



Tú has destacado lo que dijo de la Comisión de la Verdad (CVR)... 

Me parece excelente que haya dicho eso.



Pero, ¿no va a decir lo que sea necesario para ser elegida? Si le aseguran que así ganaría la elección, posiblemente vaya a dejar flores a El ojo que llora.

No sé... espero que algún día vaya a dejar flores a El ojo que llora. Mira, el trabajo de un candidato es ganar votos. Verónika Mendoza puede ser muy coherente, pero va a terminar con 2 por ciento; ojalá suba. Los políticos tienen que captar votos y los políticos que ganan en el mundo, con pocas excepciones, son tipos pragmáticos. Su trabajo es ir modificando su discurso buscando votos. Suena feo. De repente es feo, pero la política es básicamente eso.



Obviamente está apuntando al centro. Solo con su núcleo duro no va a ganar una segunda vuelta.

Por supuesto. Ella perdió el 2011 contra un candidato muy débil. Humala fue un candidato muy débil y Keiko igual perdió. Ella, inteligente, se dio cuenta de que tenía que hacer más para captar el centro, que tenía que ganar el voto de gente históricamente no fujimorista y ha trabajado en ello. Ahora, no sabemos si cumpliría con lo que dice. Sería ingenuo pensar que Keiko Fujimori cumpliría todas sus promesas o que terminaría siendo caviar, pero yo prefiero un fujimorismo más alejado de su pasado abiertamente autoritario que un fujimorismo duro.



Sigue rodeada de Martha Chávez, de un Alejandro Aguinaga comprometido en las esterilizaciones forzadas, sigue llamando errores a los delitos de su padre...

Ojo, no estoy diciendo que voten por Keiko. Podemos ser avestruces (se pone las manos cubriendo su cabeza) y rezar “que Keiko no gane, que Keiko no gane, que Keiko no gane” o, sabiendo que es muy posible, si no probable, que gane; tomar el tema en serio y desde el lado caviar exigir un compromiso abierto y pleno con las normas de la democracia.



La intención de voto de los tres candidatos que le siguen es equivalente a la de Keiko Fujimori, ¿cómo explicar eso?

En el Perú hay un problema que recién hemos empezado a investigar un poco, un problema de oferta política. Es bien extraño. En el Perú, la mayoría de los candidatos principales tienen denuncias serias en su contra y su índice de desaprobación supera a su respaldo. Los candidatos son muy poco queridos, son muy débiles. Alan García es un candidato muy manchado, Toledo más. En otra democracia, un presidente que pasa 5 años por debajo de 30 por ciento en las encuestas se jubila para siempre, no vuelve más. Sólo en Perú vuelven Toledo y García. PPK también tiene limitaciones. Fuera de Lima es visto como un marciano. A mí me parece que hoy en día es muy difícil convertirse en presidenciable en el Perú dado el colapso, primero de los partidos y después de la clase política entera.



Has dicho: "El Perú no tiene políticos" y has creado la definición de los nuevos políticos peruanos: empresarios, deportistas, curas.

Sí, son gente con otra profesión que salta a la política, pero es difícil convertirse en presidenciable. Entonces, ¿qué tenemos? Lo mismo de siempre: ex presidente, hijo de, esposa de, ex primer ministro. Hay muy poca renovación en la clase política porque no hay carrera política que termine en la presidencia. Todos creemos que se puede repetir la experiencia de Fujimori, la de un desconocido que llega a la presidencia. La verdad es que no es así, el electorado peruano ha cambiado un montón entre el 90 y ahora. Es mucho más conservador, en el sentido de que si en 1990 el país se iba a la miércoles, la gente no tenía mucho que perder. Y votaron por un desconocido total. Ahora los desconocidos totales están en 0.2%, porque hoy en día los peruanos tienen mucho que perder.



La gente no quiere un desconocido total, pero tampoco a alguien de la vieja clase política.

Entonces los que ganan son gente que viene de fuera del establishment.



¿Gastón Acurio hubiera tenido muchas posibilidades de ganar?

Yo creo que sí. Acuña entra en ese modelo de alguien que se ha hecho conocido por su plata, por su carrera política, por su universidad. No es un desconocido, no es un outsider ya, pero viene de fuera del establishment. No es el candidato del grupo El Comercio. Los peruanos no suelen votar por los que están muy cerca del poder. Keiko tampoco está en el corazón del establishment.



Y este salto de Acuña...

No es un salto, es una evolución. El fenómeno Acuña es nuevo y todavía no sabemos muy bien cuáles son las raíces del apoyo para Acuña. Él representa varias cosas, ¿no? Sí, representa a alguien que empieza desde abajo, que no nació en San Isidro, que no estudió en los mejores colegios de Lima y que tiene su plata. Viene de fuera, no es del establishment. También ha invertido de una manera sistemática en la construcción de una organización política, en una carrera política, por diez años. Y a pesar de que a su universidad se la ve como un negocio de mala calidad en el que se estafa a la gente, para muchas personas representa la primera oportunidad que tuvo su familia de ir a la universidad. O sea, él representa la expansión de la oportunidad. Él representa en cierto sentido ese salto de la clase media o media baja, que para un gran sector del electorado no es poca cosa. Pero eso es especulación, no he visto datos.



Le alegró el día a muchos que Alan descienda al cuarto lugar y Acuña lo supere. Pero, ¿hay razones para alegrarse porque Acuña pueda ser el próximo presidente?

Para mí, no. Yo le tengo miedo. Tiene cierta capacidad política, ha ganado al aprismo en La Libertad, lo cual no es poca cosa, pero lo que no me gusta es que tiene un estilo político, para mí de otro siglo, de comprar lealtades. Mis amigos caviares me van a matar, pero Acuña es más fujimorista en su estilo que Keiko. Compra periodistas, compra medios, compra congresistas. Cuando yo compro tu lealtad, cuando yo te estoy pagando, no puedes criticar y se va achicando el espacio para la oposición. Eso me da miedo.



Has dicho hace poco que Alan García "se puede recuperar de todo". ¿También de esto?

Me estás pidiendo un pronóstico y los politólogos no... Alan García es un buen político, un político con mucho talento, pero creo que lo hemos sobreestimado un poco después de su triunfo del 2006. Al volver después de su primer gobierno, ser un candidato serio y ganar la presidencia, él hizo un milagro, un acto de magia. Desde entonces, todos nosotros creímos que es un mago, que es capaz de cualquier cosa. Es un buen político, tiene talento, comparado con sus rivales que son menos que mediocres, pero no es Jesucristo, y ha cometido varios errores políticos en los últimos años. Yo dudo que tenga la capacidad de recuperarse de donde está ahora porque la gente está cansada de él. Los peruanos tienen una tendencia, que me parece sana, de votar en contra de los que han acumulado poder. En cierto modo, tienen un instinto antiestablishment. Alan todavía está visto como alguien con por lo menos una pata en el poder. Hizo un segundo gobierno flojo y eso de la corrupción, ser “el candidato de los narcos” es muy poderoso. 



¿La Izquierda tiene alguna posibilidad en la elección o volverá a ser una anécdota?

La izquierda siempre es una posibilidad. Los elementos básicos de un programa de izquierda están ahí, hasta son populares, pero la izquierda es muy débil. Yo creo que el rol de Sendero en la destrucción y en la dificultad de reconstruir una izquierda ha sido subestimado. Veo que están surgiendo varios líderes, no solo Verónika Mendoza, y muchos me parecen muy interesantes y talentosos, pero son jóvenes, no tienen organización, no tienen discurso, y están lidiando con ese desafío de reconstruir la izquierda en un país donde un gran sector de la sociedad tiene alergia a la izquierda debido, creo, al efecto de Sendero. Creo que sería bueno para la democracia peruana que la izquierda haga una buena elección. Lamentablemente, hoy, 2016, no creo que estén listos. Ochenta por ciento del electorado no sabe quién es Verónika Mendoza.



No te equivocaste cuando dijiste hace varios años que Nadine Heredia no sería candidata.

No, acerté perfectamente.



Levitsky was right...

Levitsky was right. ¿Sabes cuándo me equivoqué? En una de mis primeras notas en La República, en 1999, dije que si el Apra seguía con Alan García a la cabeza, jamás volvería al poder. Ahí me equivoqué.



Nadine Heredia no va a postular, ¿tiene futuro político?

Yo creo que no. Mira, a diferencia de muchos, sigo pensando que hay una campaña exagerada, histérica, contra Nadine, pero también creo que ella ha sido un desastre político. El gobierno se negó a construir alianzas, se negó a tender puentes. No sé cuántos amigos, incluido yo, escribieron columnas: “Ojo, el gobierno se está aislando”. No hicieron caso y hoy están pagando el precio.



¿Será el fin de la carrera política de Humala y Nadine, entonces?

Yo creo que sí. La mayoría de opinólogos y la mayoría de peruanos dirá “pero si todos vuelven en el Perú, si Alan García volvió”. No, yo creo que Nadine, Ollanta y el nacionalismo están acabados.


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