lunes, 28 de septiembre de 2015

ECONOMIA



Tramitología y conflictos traban 
US$ 22 mil millones en inversiones

Sobre minería. Empresarios y políticos de izquierda coinciden que todos los peruanos sufrimos los procedimientos de un Estado ineficiente, además que la regionalización no ha contribuido a la solución de los conflictos sociales.

Mina Cerro Verde 

Durante los cinco días de la 32° Convención Minera - Perumin 2015, realizada en Arequipa entre el 21 y 25 de setiembre últimos, dos palabras fueron recurrentes, conflictividad social y ‘tramitología’, los problemás más álgidos para el sector minero, cuyo dinamismo en los primeros cinco meses del año en el país no ha sido malo, pues creció 6,11%, por la mayor producción de cobre, oro, plata, zinc y plomo. (ver infografía)

Sin embargo, Roque Benavides y los empresarios mineros piensan que resolviéndose la simplificación de trámites y los conflictos sociales se puede crecer con mayor velocidad, algo que la regionalización actual no contribuye a mejorar.

La conflictividad social sigue siendo la principal traba para este sector, por lo que el exviceministro del Ambiente, José de Echave, consideró que después de más de dos décadas no se han realizado cambios importantes para reducir dicha problemática.

“En el Perú no hemos sacado las conclusiones de los conflictos sociales luego de 25 años de expansión de la minería a nivel nacional. Es evidente que a algunas empresas le ha ido mejor que a otras y esto es importante analizar, pero a nivel general no ha sido suficiente”, sostuvo.

Señaló que la geografía de conflictividad social en el país ha cambiado y actualmente la Macro Región Sur concentra el 36% de los conflictos sociales en el Perú, principalmente en Apurímac, Arequipa y Cusco.

El presidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú, Antonio Samaniego, indicó que existen más de 15 proyectos mineros paralizados en el país, que implican una inversión de más de US$ 22.000 millones. Pero en total hay una cartera de proyectos por más de US$ 63.000 millones.


Para la ministra Rosa María Ortiz, el “Estado, las empresas y los gremios tienen que trabajar juntos para desmitificar que la minería siempre causará daños al medio ambiente y a las personas”.

El líder de Tierra y Libertad, Marco Arana, comentó que el incremento de conflictos sociales no se puede resolver con la ley del más fuerte, sino por el contrario tendiendo puentes y generando espacios de diálogo. “Los puentes tienen nombres concretos y son Planificación territorial, Ley de consulta previa, Fortalecimiento de la actividad ambiental y Garantías de derechos para todos”, afirmó.

Por su parte, el presidente de la compañía Volcan, José Picasso, propuso que el canon minero debería ser manejado por el gobierno central, pues la regionalización no ha funcionado como se esperaba.

Aunque Roque Benavides no dejó de insistir en cada intervención en Perumin 2015 que debía hacer algo para simplificar los trámites, “para que se pueda sacar un permiso más rápido, así sea por una Ventanilla Única”.

Al respecto, el historiador Carlos Monge, dirigente de Tierra y Libertad, reconoció que hay consenso en este tema porque a nadie le gustan los trámites largos y engorrosos.
“Todos sufrimos a un Estado lento, ineficiente y corrupto hasta en los detalles y procedimientos más simples”, manifestó.

No obstante, la ministra de Energía y Minas, Rosa María Ortiz, dijo que este gobierno ha avanzado bastante en la simplificación de trámites, pues se creó el Sistema de Evaluación Ambiental en Línea (SEAL).



27 de Septiembre de 2015



DEBATE



Eliminación del 24x24 genera 
malestar en los suboficiales de la PNP

Reacciones. Agentes subalternos consideran que decreto legislativo que les prohíbe trabajar en días de franco los perjudicará. “Estoy seguro de que volverán las coimas y la corrupción”, dice indignado un efectivo. Comisarios sí están de acuerdo.

Testimonio. Suboficial Tomás Blanco tiene 56 años y está enfermo. Pese a todo, debe trabajar sus 24 horas en una comisaría y otras 12 horas en un casino para mantener a su familia. 

A los 56 años, Tomás Blanco  (nombre referencial) es un hombre físicamente disminuido. Su cabello es lacio y entrecano y su rostro refleja sufrimiento, pero también resignación. Con disminución progresiva de sus sentidos del oído y la vista derivadas de la diabetes, que incluye hipertensión, este suboficial asegura que el Decreto Legislativo Nº 1213, el cual prohíbe a los efectivos trabajar en sus días de franco, “lo va a perjudicar”.

A mí me pasó lo que a muchos que, por necesidad, creemos equívocamente que el trabajo es más valioso que la familia. Terminamos dando todo a cambio de nada, y al final es la familia, con la que poco convivimos, la que paga las consecuencias”, confiesa.

A Tomás el tiempo le queda corto: trabaja 24 horas en una comisaría de Lima y labora otras 12 horas vigilando un casino en La Victoria. “Tengo dos hijos en la universidad, el sueldo que gano como policía no me alcanza. Estoy seguro de que volverán las coimas, la corrupción”, sostiene.

“Esta ley, que tiene como objetivo rescatar la exclusividad del trabajo policial y contribuir con leyes que fortalezcan la seguridad ciudadana para acabar con el crimen organizado, sería ‘letra muerta’ si no se aumentan los sueldos a los policías. En sus días de descanso ellos no solamente trabajan como vigilantes, sino también como taxistas y otros oficios”, sostiene el abogado César Montoya.

SE OPONEN AL DECRETO
En un recorrido por distintas comisarías, La República comprobó que cierto sector de la Policía se opone abiertamente al Decreto 1213. Muchos coinciden en reclamar que se les aumente el sueldo y no solo se les estimule con bonos, que finalmente, en otro gobierno de turno, podrían desaparecer y afectar seriamente el precario bolsillo de los agentes.
Pese a su mal, Tomás trabaja en el ‘servicio individualizado’ (días libres o de vacaciones) para ganarse 75 o 90 soles extras por día y complementar su sueldo. Él es parte de ese gigantesco ejército de policías –33.736 en el Perú– que se ‘recursean’ en sus días libres.

El ex director de la PNP general (r) Luis Montoya Villanueva sostiene que más importante que definir el régimen laboral es determinar la exclusividad del servicio.

Recomendó invertir en el capital humano, que no solo incluya un aumento de sueldo sino, también, ejecutar planes de bienestar para los efectivos y sus familiares.

“Un policía debe contar con buenos planes de salud, de vivienda, de educación, de entretenimiento... Solo así se puede garantizar la exclusividad del trabajo. Entre tanto no habrá una lucha eficaz contra la inseguridad”, indicó .

PIDEN COMPENSACIÓN
El general (r) Eduardo Pérez Rocha, también ex director de la PNP, señaló que el denominado servicio individualizado fue establecido para compensar los bajos ingresos del policía. “El reglamento fue dado para evitar que el servicio extra de vigilancia sea en lugares no aptos como en un hotel en el que se ejerce la prostitución”, indicó.

Elizabeth Quintanilla, esposa de otro policía, pidió que el gobierno compense lo que ganan los efectivos en sus días de franco. “Si es así, saludamos esta nueva ley”, anotó.

Patricia Buendía, esposa de un brigadier con cuatro hijos menores, fue más enfática. “Todos queremos que desaparezca el 24×24 pero hay que analizar bien en qué condiciones; si no, no cubrirán su canasta familiar”, afirmó.

No obstante, algunos comisarios consultados por este diario dijeron estar de acuerdo con que los agentes no trabajen con el uniforme; y pese a estar conformes con el pago de los bonos, creen que no es suficiente.

“Esperamos sueldos justos. Por ejemplo, un suboficial que trabaja como vigilante gana

S/. 1.200 al mes. Eso más los 2.400 soles que percibe como policía es un ingreso que les permite no pasar tantos apuros”, indicó un oficial.

LA CLAVE
Los policías en actividad que brinden servicio de protección, seguridad privada o asesoramiento a favor de terceros, sin que exista convenio de por medio con la institución, serán sancionados con el pase al retiro, según el Decreto Legislativo Nº 1148. La sanción recae para quienes usen uniformes de la PNP o estén de civil.

ENFOQUE
Podrán trabajar en otros oficios
César Bazán Seminario
IDL-Seguridad

Esta regla jurídica no es la eliminación del 24x24, sino la incompatibilidad de que los policías trabajen en seguridad privada y menos con uniforme. En buen cristiano, esto significa que policías no podrán trabajar como seguridad privada, pero podrán hacerlo en otros oficios, profesiones u ocupaciones (siempre que no incurran en otras incompatibilidades).
Evidentemente, hubiera sido más fácil actuar como en gobiernos anteriores y no mover un dedo para evitar el malestar policial.

Sin embargo, la debilidad de este Ejecutivo nos muestra hoy un avance tibio, cuya puesta en marcha incluso podría demorar hasta sus postrimerías, puesto que hay un plazo de reglamentación de 6 meses y no se precisa con exactitud la fecha de inicio del cambio (la segunda disposición complementaria dice que regirá a partir del 2016). Es decir, el gobierno de Humala podría reglamentar la ley a fines de su mandato y dejarle al siguiente gobierno la implementación.

28 de Septiembre de 2015



SANEAMIENTO



Curgos: el distrito más pobre 
del Perú vive sin agua potable

En La Libertad. La mitad de la población de este distrito ubicado en la provincia de Sánchez Carrión recibe agua sin tratar. El resto debe recoger el líquido de manantiales y quebradas. El 70% de habitantes no tiene desagüe. Los ministerios no responden a todas sus demandas. Los niños estudian entre muchas carencias.


EL MANANTIAL  La mitad de la población de Curgos obtiene agua no potable de las lagunas y las quebradas. Esa es la rutina de Máximo Carranza, de Corral Colorado. 

Cuando el tío de Máximo Carranza iba a morir, hizo un pedido: beber agua del Shirak. El deseo llegó hasta su casa en las alturas del distrito de Curgos, a 40 minutos de la ciudad de Huamachuco, en La Libertad. Ese líquido solo aceleraría la anunciada despedida. Le restaría sufrimiento.

Nadie lo pudo confirmar. El hombre solo bebió y murió.

"Pero otros lo toman para volver a vivir", aclara Máximo  de 65 años. En la mano lleva un viejo envase con agua del manantial el Shirak, esa que alguna vez tomó su tío y que ahora también recoge su nieto.

¿Qué tiene de especial lo que –a simple vista– es un pequeño puquio? Tiene agua en una zona donde siempre falta.

 A más de 3.000 m s.n.m., los eucaliptos esconden el manantial el Shirak que abastece de agua al caserío Corral Colorado, en Curgos, el distrito más pobre del país, según el último mapa de la pobreza del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).

Como invitados a una fiesta silenciosa, los pobladores se reúnen alrededor del agua a la que otorgan propiedades curativas. A cada hora descienden unos metros, llenan envases, retornan a su hogar. Es la rutina que la mitad de Curgos usa al no existir los grifos, las tuberías o los modernos sistemas de tratamiento. El manantial tiene el nombre de una planta andina que lo acompaña. Su agua subterránea no es exclusividad de los pobladores de Corral Colorado: también la consumen los animales. Máximo lo admite sin sorpresa y apunta hacia las huellas que lo rodean. Junior, su nieto, acomoda otro envase.

Si esa situación se replica en el 50% de Curgos, en la otra mitad no hay más suerte. El recurso llega a través de tubos, pero solo por horas o días. Recibir agua de manera regular es un privilegio que nadie tiene.

Si el Shirak abastece a un pequeño caserío, a gran parte de Curgos lo alimenta la laguna Cushuro. De allí el agua nace y se transporta por tuberías hacia zonas cercanas. No recibe ningún tratamiento químico. Eventualmente, solo se aplican técnicas de cloración.

Este distrito de la serranía tiene 15 caseríos y la mayoría está en zonas rurales. Son cerca de 9 mil personas que viven a 16 horas de Lima y que nunca han recibido agua potable.

El presidente integral de la Junta Administradora de Servicio y Saneamiento (JASS), Rubén Carranza, advierte que las peleas por el agua ya empezaron. En el pueblo de Piogán, quien madruga obtiene dos o tres baldes del líquido. El que demora ya no encuentra nada, debe esperar la solidaridad del vecino, debe pedir que le regalen agua. Otros aguardan a que el fluido se asiente en la tierra para recogerlo con un plato.

LUZ PARA ESTUDIAR

Hoy no hay agua en Pampa El Hueso. Tampoco hay luz. En el único salón de clases de este caserío, las puertas siempre están abiertas. Si las cierran, los estudiantes de 3, 4 y 5 años simplemente se quedan en tinieblas. No sería algo nuevo para los 13 pequeños que viven entre velas y cocinas a leña . Pero ya quieren electricidad, luz, aunque sea un foco, porque "ya no pueden dormir con la oscuridad", dicen.

Esta zona, ubicada a 3.500 m s.n.m., también depende de los manantiales, no tiene desagüe (como el 70 % de Curgos), tampoco luz. Este último servicio sí está presente en gran parte del distrito a través de un plan de electrificación rural.

Si el Programa No Escolarizado de Educación Inicial (Pronoei) no funcionaba este año en ese caserío, los niños deberían caminar una hora hasta el colegio más cercano.
Para la alumna Mariliz, la pobreza "es un animal". Su mamá mira el pequeño cuerpo de 4 años y cuenta que su "niñasha" no llega al peso, ni a la talla que le dijo el doctor. "La gripe tampoco la deja", dice.

Los amigos de Mariliz insisten: quieren luz para escribir. También, agua para "lavarse, hacer adobes y cocinar".

Las mejillas rojizas alcanzan el color de los uniformes. Las ojotas exhiben esos dedos diminutos, libres, quemados por el frío. La tierra que cubre el piso intenta ocultarlos.

La meta ahora es que este Pronoei llegue a 15 alumnos. Así podrían gestionar recursos para su infraestructura, aulas y servicios básicos. En tanto, todo lo que tienen depende de los padres y del gobierno local.

En el caserío Querobal, a 20 minutos del centro de Curgos, el colegio primario funciona entre adobes, un cerco caído y la exposición de los animales de la casa vecina. Un muro inclinado amenaza y pone en riesgo a más de 80 estudiantes.

Solo hay dos maestros: uno para primero y segundo; otro para tercero y cuarto. El director atiende quinto y sexto. "Se multiplican", dice Marcelino Blas, presidente de la Apafa.
En Curgos, la población más grande se concentra en los niños de 1 a 14 años. Son más de 2 mil 830 menores que tienen como principales problemas de salud la desnutrición crónica y la parasitosis por consumir el agua sin hervir, según información de los colegios y de la posta médica.

"No hay deserción, pero sí baja nutrición. El ritmo de aprendizaje es lento porque su organismo no lo permite. El Ministerio de Educación dice que hay que cumplir metas y unidades de aprendizaje, pero no se puede avanzar con facilidad", comenta la profesora  Angelita, del colegio público 80138 Abelardo Gamarra, del centro de Curgos. Allí hay más de 500 alumnos de primaria y cerca de 30 por sección.

Un poblador resume la lógica de la alimentación: aquí no hay pasto, no hay vacas, no hay leche. Los niños la necesitan.
Problema de la tierra
Es un ciclo perverso el que persigue a Curgos. Si el agua no llega a las casas, usan las lagunas. Estas dependen de las lluvias, pero en el distrito son escasas.
Si no hay lluvia, no hay pasto. Y si llueve, este crece con timidez. Así, el espacio resulta insuficiente para los animales. Por eso no hay muchas vacas. Por eso los campesinos deben comprar leche enlatada.

Apuestan por la agricultura en un distrito donde llueve 4 meses al año y su suelo –poco fértil– necesita abono artificial.

En un año, no hay más de dos cosechas de papa, el principal producto de Curgos. Después de la larga espera, el resultado se distribuye en el consumo y la semilla. Solo lo que sobra Se utiliza en la venta.

Los agricultores de Querobal hacen sumas, restas y el resultado los desalienta, mas no los resigna. Un saco de abono, que alcanza para un surco, cuesta 7 soles. Una arroba de papa (más de 11 kilos) la venden a 3 soles. Es una actividad de subsistencia que les lleva alimentación a su hogar.

Y siguen las cuentas. Las madres de este caserío calculan que, en promedio, una familia de seis integrantes gasta entre 80 y 100 soles mensuales para pagar luz, medicinas, útiles escolares y otros servicios.

OTROS PENDIENTES
"Aquí no hay personas ricas, solo hay menos pobres", dice Lucas Carranza (49) mientras chaccha coca y los pedazos se le impregnan en los labios.

En las mañanas, el sol enrojece las mejillas. Por las noches, al distrito le falta luz. A cualquier hora, sobra silencio.

En Progreso, como se llama una de las principales calles, las casas de adobe y tapial resguardan a sus ocupantes, en su mayoría, agricultores. Adentro hay luz, no hay internet, algunos poseen celulares, otros televisores blanco y negro.

La posta principal Walter Velarde tiene menos de 5 profesionales y un médico que trabajará solo hasta fin de mes. En la comisaría  hay 8 efectivos para más de 99 kilómetros cuadrados. Solo tienen una moto. En cada caserío hay un colegio primario. En el distrito son 5  los colegios de secundaria. No hay institutos de educación superior.

A las vías que pasan por Curgos las llaman caminos viales y no carreteras. No son reconocidos por el gobierno nacional, regional, ni provincial, aunque lo conecte con otros distritos. Eso hace que el mantenimiento esté a cargo del gobierno local y su presupuesto.  Los caminos son de trocha.

¿Por qué le pasa esto a Curgos? El alcalde Matías Enríquez explica que en este distrito no se han trabajado proyectos con estudios de sostenibilidad que permitan implementar sistemas y abastecer a esta población que, en un 80%, no cuenta con servicios básicos.

En menos de un año que lleva en el cargo ha presentado 22 proyectos vinculados al servicio de alcantarillado, agua potable, infraestructura educativa, transitabilidad. La mayoría llegó al Ministerio de Vivienda, también al de Educación, Energía y Minas y al gobierno regional. Solo tres fueron atendidos con firma de convenio y se llegarán a ejecutar. El resto está a la espera. Contra su voluntad, Curgos tendrá que esperar.

Entre las propuestas del gobierno local está el elaborar un sistema de captación, conducción, almacenamiento, la construcción de un reservorio y la distribución del agua tratada hacia los domicilios. En el mejor de los escenarios estaría en dos años. Las casas podrían tener caños y unidades básicas de saneamiento. El presupuesto del municipio distrital no alcanza y ahora busca apoyo del gobierno regional, provincial y central. La propuesta ya está hecha. ¿Cuándo Curgos tendrá agua potable?

Enfoque
Walter Mendoza
Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA)-Perú

La pobreza que mide este mapa solo es la monetaria. En ese sentido, una persona es pobre monetaria cuando reside en un hogar cuyo gasto mensual es menor al de una canasta básica familiar.

Cerca del 97% de la población de Curgos está en condición de pobreza. El patrón de referencia es la canasta básica, que se elabora a través de la encuesta de hogares y otras variables.

Hay otros tipos de pobreza y el problema es la interpretación. Esta es una herramienta perfectible, con limitaciones, pero es la mejor estimación posible con la información que se dispone.

Si medimos necesidades insatisfechas, infraestructura y otros factores probablemente haya otros distritos más pobres, pero Curgos estaría entre los primeros.
Hay muchos Curgos en el país. De hecho, cuando señalan los 20 primeros distritos es solo un valor referencial.

Hay otras formas de medir la pobreza, que utiliza dimensiones y criterios como la medida de necesidades básicas insatisfechas.

28 de Septiembre de 2015




EDUCACION



Menores de 14 años están negados 
para la educación nocturna


Viacrucis. Miles de niños pobres y en situación de abandono están condenados a no estudiar por los cambios hechos a la Educación Básica Alternativa. Sucede que ahora sólo pueden inscribirse a partir de los 14 años, dejando en el aire a cientos de menores. La inclusión es letra muerta para el caso de los peruanos que han sido olvidados por el Estado.



Esperanza. Menores de 14 años que trabajan durante el día encuentran en la educación nocturna una esperanza para aprender y no ser analfabetos.  

El bullicio anuncia que ha llegado el recreo. Niñas y niños, algunos jóvenes y otros ya adultos, salen en tropel al patio del colegio. Unos se disponen a jugar con lo que haya al alcance de la mano; otros hacen corrillos para comentar las últimas noticias del día. Desde la puerta de un salón una profesora observa con actitud vigilante. “Para impedir que los más pequeños sean objeto de bullying”, dice.



Dentro de esa aula del Centro de Educación Básica Alternativa (CEBA) Alejandro Velasco Astete del distrito de San Jerónimo, Luisa, de 9 años, y Pedro, un año mayor, deciden mantener cierta distancia de los demás.



-Vivo con mi padre, no he podido estudiar en la mañana y por eso me han matriculado en la nocturna- confiesa Luisa.



-¡Mentira! –interviene Pedro-. ¡Tú has sido abandonada por tu madre y vives con tu madrastra que te maltrata!



-¡Y tú qué hablas, si a ti también te pegan!



Pedro baja los ojos y luego de un silencio que se hace eterno admite que trabaja como ayudante en una panadería, que después de sus clases se va al trabajo donde se encarga de preparar la harina hasta las tres o cuatro de la madrugada.



Mientras Luisa y Pedro tratan de ahuyentar sus fantasmas personales, irrumpe alegremente en el aula Rosmery Yupak Kuno, de 20 años, de la comunidad de Qatqa, en Quispicanchi. A pesar de su aspecto alegre, sus ojos se nublan cuando recuerda su infancia con una madre alcohólica y dos hermanos menores que sostener. Al llegar a la adolescencia, su padrastro intentó violarla. Huyendo del abuso llegó a la ciudad del Cusco y empezó a ganarse la vida en lo que podía. A los 17 años se convirtió en madre. Ahora tiene su pequeño negocio y el deseo de aprender a leer y escribir bien.



DESEOS Y  REALIDAD



La ley General de Educación (28044) de 2003, en su artículo 27 señala que la Educación Básica Alternativa tiene los mismos objetivos y calidad de la Educación Básica Regular (EBR). Pone énfasis en la preparación para el trabajo y el desarrollo de capacidades empresariales dirigido a jóvenes y adultos que no tuvieron la suerte de culminar sus estudios. Todos pueden acceder a esta forma de educación sin restricción de edad.



No obstante, el 18 de abril de 2005 empezó un proceso de conversión de los Centros y Programas de  Educación  Primaria y Secundaria de Adultos, conocidos como “nocturna”.



Aldo Carreón, jefe de CEBA de la Dirección Regional de Educación, dice que los cambios fueron motivados por las observaciones planteadas por la Organización Internacional del Trabajo que considera que el sistema de educación nocturno alentaba la explotación de niños y niñas. Además ponía en riesgo su integridad por su convivencia con jóvenes y adultos.



La solución fue entonces determinar que la edad de acceso a los CEBA  sea  a partir de los 14 años. Ahora la matrícula para el ciclo inicial e intermedio (equivalente de primaria en la EBR), en cualquiera de los grados, se inicia a partir de los 14 años. En el ciclo avanzado (secundaria) a partir de 15.



Lo que en el papel parecía una buena solución, ha provocado que miles de niños y niñas de entre 8 y 14 años, provenientes de las áreas rurales o en estado de abandono, se enfrenten a dos lamentables opciones: quedar analfabetos de por vida o esperar hasta cumplir 14 años para estudiar.



En la región Cusco hay, según el sector Educación, 49 CEBA. Este año se han matriculado 6 mil 142 alumnos en el nivel  avanzado o secundaria, en los niveles inicial e intermedio hay 1,213 alumnos. Estas cifras cayeron en 20% en relación al año pasado. Paralelamente se redujo el personal docente.



ENTENADOS DEL SISTEMA



Carreón reconoce que han optado -pese al impedimento legal- seguir matriculando a estudiantes menores de 14 años



“Es doloroso cerrar las puertas a niños y niñas ansiosos por estudiar, tan sólo porque tienen menos de 14 años”, dice la profesora Juana Rodríguez, docente del CEBA Clorinda Matto de Turner.



Añade que aún no se ha implementado en los CEBA, el SIAGIE (Sistema de Información de Apoyo a Gestión de la Institución Educativa). Éste controla el proceso educativo de los escolares y en cuanto se aplique automáticamente rechazará la inscripción de los estudiantes menores de 14 años.



AÚN HAY ESPERANZA



Rosmery, la joven madre que acude a recibir clases llevando a su pequeña hija en brazos; Luis y Pedro, los pequeños de 8 y 9 años de edad, respectivamente, que tratan de curar las heridas de sus almas mientras aprenden a leer y a escribir, encarnan la lucha tenaz por vencer a las tinieblas.



Ellos se mantienen aferrados a una esperanza. Si no existiera el desfase en la aplicación del SIAGIE, si los maestros no se compadecieran de los niños y niñas y jóvenes menores de 14 años ansiosos por estudiar, o tal vez por no perder más alumnos  y perder  sus plazas docentes, Rosmery, Luisa y Pedro, al igual que otras miles de personas no tendrían la oportunidad de estudiar.



Pero tal vez la primavera no sea eterna. Cuando el SIAGIE se implemente en los CEBA o cuando algún funcionario exija el cumplimiento de las normas, se habrán cerrado las puertas del futuro para estos estudiantes de nocturna.



28 de Septiembre de 2015