Hampones con licencia
La Sucamec no cuenta con la información necesaria para
saber si los solicitantes de permisos para portar armas tienen antecedentes
penales. Sicarios y asaltantes tramitan sin problema sus licencias en las
ventanillas del Estado.

Hace dos años, en Trujillo, la policía dio el golpe a dos
de las bandas de sicarios más temidas de la región, bautizadas como “Los
Pájaros” y “Los Ochenta”. Uno de los intervenidos, un extorsionador a tiempo
completo, era dueño de una pistola Taurus, calibre 380, que –según cuenta la
crónica roja– era disparada sin compasión a sus víctimas: comerciantes y dueños
de empresas de transportes que se negaban a pagarle cupos.
Lo insólito de este caso es que el hampón tenía un arma
con licencia otorgada por el propio Estado. Es decir, como cualquier ciudadano
se acercó a la Sucamec, la Superintendencia Nacional de Control de Armas,
Municiones y Explosivos de Uso Civil, realizó el trámite para portar un arma
legal y obtuvo el permiso sin mucha traba. De acuerdo a los expedientes de la
policía, se hizo pasar por un transportista y pidió un arma para "defensa
personal" que en realidad usaba para matar.
Casos como este han sido registrados en el Reporte de
Armas Incautadas por la Sucamec, edición 2015. Un grupo de expertos de la
superintendencia, encabezado por el Gerente de Políticas, Víctor Quinteros,
corroboró que hay una tendencia que se repite desde del 2013, fecha en que
presentaron su primer informe.
“De las 3,384 armas incautadas por los efectivos el 2014,
965 contaban con un registro en la Sucamec. La mayor parte se concentró en las regiones de Lima, La
Libertad, Piura, Callao, Ica y Áncash. Las marcas más usadas en pistolas son
Browning y Baikal, y en revólveres: Taurus y Jaguar”, precisa Víctor Quinteros.
En otras palabras, una de cada tres armas requisadas a
los asaltantes, extorsionadores y sicarios fueron solicitadas legalmente y
terminaron usadas en crímenes.
“La cifra sería mayor –añade el Superintendente Nacional
Derik Latorre– si consideramos las armas cuyo número de serie fue borrado para
que no las identifiquen. Estas sumaron 1,100 el 2014 y no creemos que vengan
del mercado negro o ingresen al país por contrabando, nuestra tesis es que se
trata de armas de origen legal”.
Cuentan los funcionarios que entre los "usuarios
delincuentes" se encontraron nombres conocidos, como el de Renzo Espinoza
Brissolesi, alias “Renzito”, presunta mano derecha del procesado por
narcotráfico, Gerald Oropeza, quien tenía dos licencias para portar armas de
fuego.
“En este caso sus licencias fueron canceladas de forma
inmediata”, apunta Quinteros.
Leyes tímidas
¿Por qué es tan fácil para los delincuentes obtener un
arma por la vía legal?
Porque hasta el año pasado, la superintendencia, la
ventana que decide qué persona accede o no a un arma de fuego, no tenía las
herramientas para conocer los antecedentes de los solicitantes.
La Sucamec es un órgano estatal joven, creado el 2012,
que antes tenía rango de dirección. Era conocida como Discamec y no tenía muchas
facultades. Recién el 2015 se promulgó la Ley N° 30299, una norma que, según
los funcionarios de Sucamec, les da más capacidad de control y que por ahora
espera ser reglamentada.
“Los requisitos de la ley actual, para obtener una
pistola, son laxos– dice el superintendente Latorre. Si bien los solicitantes
tienen que presentar sus antecedentes policiales, judiciales y penales, el
sistema solo arroja los antecedentes del último año, pero no su historial
completo”.
“Si por ejemplo –agrega el Gerente de Políticas, Víctor
Quinteros– el solicitante es un sicario que asesinó tres veces y cumplió su
pena, por ley el Estado borra sus antecedentes para que pueda buscar trabajo y
no sea discriminado. Con ese papel limpio viene aquí a tramitar su arma y
tenemos la obligación de dársela”.
Ambos explican que con la nueva Ley, la Sucamec podrá
obtener información completa del pasado de los solicitantes:
“Las personas con un récord criminal, los que hayan sido
condenados por todo tipo de delitos, incluyendo crímenes y feminicidios,
estarán inhabilitadas de forma definitiva para portar un arma”, agrega
Quinteros.
Otro requisito para los que quieren armarse es la
evaluación psicológica. En la actualidad, el certificado de salud mental puede
ser emitido por cualquier clínica o centro de salud. En la puerta de ingreso
del Sucamec se ven a los “tramitadores” ofreciéndolos sin control, ¿qué
garantiza que los resultados sean fidedignos?
Con la nueva Ley, la superintendencia podrá solicitar al
Ministerio de Salud la aprobación de un protocolo riguroso de evaluación. Así,
un posible psicópata no pasará el filtro con facilidad.
"Un mayor control de la circulación de armas no
representa la prohibición por la prohibición. Es una medida para que nadie pase
con tanta facilidad los filtros", apunta Latorre.
En simples palabras, con la reforma, la Sucamec tendrá
más poder para prevenir que sujetos como Alfredo Díaz Pizarro, integrante de
los 'Barrio King' del Callao, la red de sicarios que tiene en su haber un
elevado número de crímenes en el Callao, obtenga una licencia. Tras cruzar
información se supo que tenía una que ya fue revocada.
"Otras 661 licencias de un total de 1,594 también
fueron canceladas –dice al respecto Latorre. Se ha constatado que los titulares
son personas privadas de libertad".
Este es otro dato interesante: Hoy, en nuestras cárceles,
hay usuarios que cuentan con licencias de armas para defensa personal,
servicios de seguridad privada y hasta para caza y deporte. Poco a poco la
Sucamec los está depurando de su sistema y marcándolos como inhabilitados.
LOS
MALOS ESTÁN ARMADOS
"Cuando no habían cifras se creía que la
delincuencia se nutría de armas del mercado negro, que las compraban en La
Cachina de Las Malvinas", dice Víctor Quinteros. "Con nuestros
hallazgos se ha comprobado que obtienen sus armas por la vía legal. Lo hacen
porque al tener un arma con licencia evitan ser inculpados por delito de
tenencia ilegal, eso les ahorra unos años en la cárcel".
El Jefe de la División de Tráfico Ilícito de Armas y
Municiones, el coronel PNP Rolando
Cueva, dice que si bien existe tráfico ilegal de armas en el país, aún es
incipiente:
"Generalmente ingresan armas largas (fusiles y
carabinas) usadas sobre todo por los narcotraficantes y que no
son pedidas por el delincuente común, como el sicario, que es sobre todo un usuario de pistolas y revólveres por
la misma naturaleza de sus trabajos".
El coronel asegura que al sicario le es más fácil comprar
un arma en el mercado legal que recurrir al contrabando. Ratifica los datos que
arrojó el reporte de la Sucamec.
Para finalizar, ¿quitarle las licencias a los
delincuentes evitará que cometan fechorías?
Aún no lo sabemos. De lo que sí están seguros los
especialistas es que al menos ya no será el Estado el que le otorgue una vía
rápida a los delincuentes para obtener los instrumentos con los que cometerán
sus crímenes. "No hemos descubierto la pólvora –finaliza el
superintendente Derik Latorre– se trata de un hecho que no se ha querido ver,
pero estamos a tiempo".
Juana Gallegos
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