martes, 12 de enero de 2016

INTERNACIONAL



El Señor de los Túneles cayó 
en un motel y vuelve a las rejas

'El Chapo' Joaquín Guzmán. Tras un tiroteo con miembros de la Marina y la Policía, que dejó cinco delincuentes muertos, El Chapo logró fugar y refugiarse en un motel, pero finalmente fue atrapado. En EE.UU. también celebraron su captura.


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Joaquín Guzmán Loera mata, pero nunca en caliente. Sólo aprieta el gatillo cuando más daño puede causar. Es un animal de sangre fría y mente compleja que adora, por encima de todo, el poder. Así lo revela un antiguo informe psicológico elaborado por la Procuraduría General de la República de México, que se ha convertido en una radiografía única de este temible narcotraficante.

Este perfil cobra vigencia ahora que el líder del cártel de Sinaloa, el hombre con astucia de mago para burlarse de todos, el delincuente con dotes de escapista, el criminal que construyó un imperio e incluso fue incluido por la revista Forbes entre los hombres más poderosos del planeta, ha sido capturado una vez más.

No fue fácil atraparlo. Se produjo luego de un intenso tiroteo con las fuerzas de seguridad mexicanas con el resultado de cinco delincuentes muertos, seis detenidos y un marino herido.

El enfrentamiento se produjo en una casa ubicada en el barrio de Scally, en Los Mochis, Sinaloa, donde habían llegado efectivos de la Marina y la Policía Federal, gracias a una denuncia ciudadana.

El Chapo y su socio Orso Iván Gastelum Cruz habían escapado de este tiroteo recorriendo un sistema de alcantarillado y se habían refugiado en un motel en las afueras de Los Mochis. Pero ambos fueron cercados por agentes de la Marina y la Policía que los rastrearon hasta dicho lugar. Hallaron al delincuente de 58 años, sucio y frustrado.

LEYENDA DEL DELITO
De esa manera Joaquín Guzmán, nacido en las montañas de Badiraguato (Sinaloa) en 1957, en un entorno mísero y agrícola, maltratado por su padre, acomplejado por su baja estatura (de ahí el apelativo chapo, corto) cerró otro capítulo de su vida que ha alcanzado nivel de leyenda desde que el 11 de julio pasado escapó de manera surrealista por un túnel de 1,5 kilómetros conectado a la ducha de su celda en el penal del Altiplano (Almoloya en el estado de Juárez).

El capo más poderoso y escurridizo de México ha pasado más tiempo prófugo que en la cárcel. Los rumores le situaban desde Argentina hasta Guatemala, pero siempre el Señor de los Túneles estuvo oculto en su Sinaloa natal.

Antes de su primera detención en Guatemala en junio de 1993, cuando fue condenado a 20 años de cárcel, Guzmán era un narcotraficante de poca monta. Y si bien es cierto su primera huida de un penal de máxima seguridad en 2001, supuestamente oculto en un carrito de lavandería, multiplicó su popularidad, su leyenda quedó consagrada cuando, 14 años después, se escapó de otra cárcel similar en forma todavía más espectacular: por un sofisticado túnel construido sin que nadie lo detectara.

En ese momento, en julio de 2015, había pasado menos de año y medio en prisión y Guzmán, el hombre cuya primera captura había supuesto el mayor éxito del gobierno de Peña Nieto, se convertía en protagonista en su más estrepitosa humillación, y más porque el Ejecutivo se había jactado de que nunca le pasaría lo mismo que a gobiernos anteriores y se mostró claramente en contra de aceptar una extradición a Estados Unidos, que lo requiere por numerosos delitos.

En ambas fugas quedó patente la complicidad de autoridades, pero nunca se llegó a atribuir responsabilidades al máximo nivel.

Sin embargo, si bien la primera huida de 2001 alimentó durante años los rumores de que los gobiernos del Partido de Acción Nacional (2000-2006 y 2006-2012) quisieron beneficiar al cártel de Sinaloa mientras se enfocaban en derrotar al resto de grupos delincuenciales, con la segunda fuga (con el Partido Revolucionario Institucional en el poder) se demostró que el capo mantenía intocable su poder y  México no había conseguido ganar la batalla a la impunidad.

UN PODEROSO CAPO
En la primera década del siglo y ya prófugo, Guzmán pasó de ser un delincuente de medio pelo, nacido de una familia pobre de las montañas de la Sierra Madre Occidental —epicentro de la producción de drogas durante décadas— a convertirse en el capo de las drogas más poderoso del planeta. En esa época, el Cártel de Sinaloa se volvió más sangriento y poderoso, al controlar gran parte de las rentables rutas de tráfico de drogas hacia Estados Unidos e incluyendo ciudades estratégicas como Tijuana y Ciudad Juárez.

La lucha por el territorio contra otros cárteles causó baños de sangre en Tijuana e hizo de Juárez una de las ciudades más peligrosas del mundo en 2010. Los tentáculos de su cártel, una verdadera multinacional de las drogas, se extendieron desde Argentina hasta Australia gracias a un sofisticado sistema de distribución internacional de cocaína y metanfetaminas.

Guzmán mantuvo el liderazgo del grupo pese a que su cabeza tenía precio: se ofrecía una recompensa de 7 millones de dólares por su captura, lo que parecía poco comparado con la fortuna que se estimaba, un monto superior a los 1.000 millones de dólares, que hizo que la revista Forbes lo incluyera entre poderosos del orbe.

Bajo su mando, el cártel se apoderó violentamente de rutas de sus rivales y excavó túneles en la frontera estadounidense para filtrar sus cargamentos. Desde la clandestinidad, hizo del Cártel de Sinaloa la organización narco más poderosa con presencia en países de América, Europa, Asia, Oceanía y hasta en África.

Durante tiempo El Chapo Guzmán evadió la persecución del gobierno mexicano y de agencias norteamericanas, gracias a su extensa red de protección y la ayuda de pobladores y autoridades en las zonas donde iba, las montañas de Sinaloa, Durango y Chihuahua.

Hasta ayer que el presidente Enrique Peña Nieto anunció primero en las redes sociales la recaptura. "Misión cumplida: lo tenemos. Joaquín Guzmán Loera ha sido detenido", señaló en Twitter. No demoraron las reacciones. “Hoy es un gran día para la justicia de México y Estados Unidos”, dijo un portavoz de la DEA. También la secretaria de Justicia de Estados Unidos, Loretta Lynch, felicitó a México por la captura.

No todo fue sonrisas. En la supuesta cuenta de Twitter de uno de los hijos de El Chapo, Iván Archibaldo Guzmán, se leyó: “No saben ni lo que hicieron ni en qué broncas se metieron”.

Y eso, por supuesto, sonó a una nueva amenaza.


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