domingo, 3 de enero de 2016

OPINIÓN



Profesión de riesgo

El informe anual de Reporteros sin Fronteras aporta una cifra de escándalo: 67 periodistas murieron en 2015 en el mundo debido a su profesión.

No es solo la cifra la que impresiona: Francia aparece por primera vez en esta lista como consecuencia de la masacre producida hace casi exactamente un año, cuando fundamentalistas islámicos sembraron el terror en la redacción del semanario satírico “Charlie hebdo”, asesinando a ocho periodistas. Fue el hecho que marcaría el inicio de un año particularmente sangriento en París.

Pese a ello, Francia solo figura en tercer lugar en la ominosa lista, precedida por Irak (11) y Siria (10). Pero lo nuevo de la lista del 2015 y que la diferencia de la del año anterior consiste en que si en el 2014 dos tercios de los periodistas asesinados se encontraban en zonas de conflicto, esta vez la proporción se ha invertido y un 64% de los hombres de prensa muertos trabajaban en países que no están en guerra, como Francia, India y Filipinas.

En América Latina, es México el país con mayor número de periodistas asesinados: ocho (cinco de ellos sin que hasta hoy se sepa el motivo). Uno de estos colegas, el reportero gráfico Rubén Espinoza, quien cubría movimientos sociales y agresiones contra la prensa en Veracruz, había huido a Ciudad de México al recibir amenazas, lo que no impidió que fuera abaleado junto a cuatro mujeres que lo alojaban.

Honduras registra siete periodistas asesinados, ninguno de ellos con motivo precisado. En Colombia, la Fundación por la Libertad de Prensa señala que más del 45% de las investigaciones por homicidio de periodistas en los años de violencia han prescrito sin llegar a conclusiones. En el 2015 solo se reportó un caso, que con los tres registrados en Brasil y el restante en Guatemala completan el listado de estos crímenes a nivel latinoamericano.

El informe se cierra con dos noticias inquietantes: al menos 54 reporteros están secuestrados en Siria, Yemen, Irak y Libia, todos ellos con presencia de organizaciones terroristas islámicas. Y China (23), Egipto (22) e Irán (18) encabezan la lista de países con más periodistas encarcelados, los que suman 153 en el mundo.

En nuestro país los gobiernos democráticos que se han sucedido en los últimos quince años han respetado la libertad de expresión, aunque no hemos podido librarnos de casos de periodistas asesinados como los registrados en Yungay y Pucallpa. Pero no podemos olvidar que, por casi un decenio, el Perú conoció una prensa amordazada y otra pagada por el poder fujimontesinista, que la utilizó para enlodar honras y alabar al dictador y su socio. Fueron tiempos oscuros que no deben repetirse, pues si volvemos a tener prensa, radio y TV sometidas, entonces habremos dejado morir otra vez la democracia.

Nuestra solidaridad con los colegas que han perdido la vida en 2015 y con aquellos que se encuentran secuestrados o en prisión defendiendo los fueros de una profesión amenazada. Al hacerlo, pensamos también en países como Venezuela o Ecuador, en los que la prensa independiente sigue defendiendo con coraje sus opiniones, pese a los maltratos y chantajes del poder. Con ellos, debemos reafirmar que permaneceremos firmes en defensa de las libertades y del derecho de fiscalización que nos competen, y que tanto nos costó recuperar.



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