DEL
TRANSBORDADOR CHALLENGER DE LA NASA
Christa McAuliffe, la maestra que
se
convirtió en el rostro de la tragedia
La tragedia
fue transmitida en directo. El 28 de enero de 1986, 73 segundos después de
haber despegado de la base aérea de Cabo Cañaveral en Florida (EE.UU.), el
transbordador espacial Challenger de la NASA explotó en el aire causando la
muerte de sus siete tripulantes.

Millones de
personas seguían con interés por televisión las incidencias de este viaje
espacial sobre el que se había creado gran expectativa porque en la nave
viajaba Christa McAuliffe, la primera maestra en ser enviada al espacio
exterior.
Esta docente
de una escuela secundaria de Concord (New Hampshire) había sido escogida entre
más de 11.000 aspirantes que se postularon al proyecto Maestros en el espacio,
creado por el presidente Ronald Reagan en 1984 con el objetivo de despertar en
los estudiantes el interés en las matemáticas, la ciencia y la exploración
espacial.
Los siete
astronautas debían pasar seis días y medio en órbita, durante los cuales debían
desplegar un satélite y realizar diversos experimentos.
McAuliffe,
de 37 años de edad, tenía la misión de impartir dos clases de 15 minutos desde
el espacio que iban a ser transmitidas a los alumnos.
"Una de
las cosas que espero traer al aula de clase es hacer la conexión con los
estudiantes para que sientan que ellos también son parte de la historia, que el
programa espacial les pertenece e intentar educarlos con la era espacial",
dijo en una declaración poco antes del lanzamiento.
La explosión
del Challenger se convirtió en el peor accidente de la era espacial no sólo por
el número de víctimas –que fue igualado en 2003 con el accidente del
transbordador Columbia–, sino además por la carga de dramatismo derivada de su
transmisión en directo, observada por millones de escolares en todo EE.UU.

UN LEGADO EN LA TIERRA
No sé sabe
si alguno de sus exalumnos en la secundaria de Concord ha intentado hacer
carrera de astronauta, pero sí que varios de ellos optaron por hacerse
maestros.
Tammy
Hickey, quien enseña educación física en una escuela de Florida es una de
ellas.
Recuerda
cómo McAuliffe compartía con los alumnos su entusiasmo y experiencia cuando
intentaba convertirse en la primera maestra en el espacio.
"Como
maestra, sé que quiero mostrar a mis alumnos que les respeto y que me importan.
Puedo decir que estoy segura de que emularla a ella era sería un servicio para
estos niños", dijo Hickey en declaraciones a la agencia AP.
"Intento
ser muy consciente", comentó Joanne Walton, otra exalumna que ahora es
maestra de primaria de una escuela en Fairfax, Virginia.
"Ella
sabía que enseñar es mucho más que simplemente ofrecer información y que es
realmente importante conocer a los alumnos", comentó Walton, quien aseguró
a la agencia AP que en ocasiones durante sus clases se pregunta "¿qué
haría Christa?".
MEMORIA PRESENTE

McAuliffe
recibió de forma póstuma en 2004 la medalla de honor espacial del Congreso de
EE.UU., el máximo galardón que puede recibir un astronauta de la NASA.
En Concord,
la ciudad donde vivía y enseñaba, se construyó un planetario que fue bautizado
con su nombre.
Posteriormente,
el lugar fue renombrado como McAuliffe-Shepard Discovery Center para reconocer
también a Alan Shepard, el primer estadounidense en viajar al espacio, quien
era oriundo de esa localidad.
En el año
2007, Barbara Morgan, una maestra que había sido escogida y entrenada por la
NASA como parte del equipo de McAuliffe y del Challenger, viajó a bordo del
transbordador Endeavour y se convirtió en la primera maestra en el espacio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario