La fiebre
del 'oro' espacial
El presidente
Barack Obama firmó en noviembre de 2015 una ley que permite a los
estadounidenses explotar minerales de asteroides para su beneficio. La minería espacial está más cerca de lo que
imaginamos. Hasta el millonario cineasta James Cameron apuesta por esta
actividad.

Es el año
2025, la primera tripulación de humanos a bordo de seis naves espaciales ha
llegado con éxito al asteroide Zoo, una roca espacial que flota cerca a la
órbita terrestre y que, según los científicos, es una reserva rica en platino,
metal escaso y preciado en la Tierra, del que están hechos la mayoría de los
objetos: celulares, anillos de boda, piezas de automóvil, dispositivos médicos.
Este hecho
es tan importante para la humanidad como la llegada del hombre a la Luna.
Según los
expertos, un grupo de robots controlados desde la Tierra por astronautas serán
los encargados de explorar el asteroide y comenzar con la explotación minera.
Tal como se anunció, este cuerpo rocoso de 500 metros de diámetro concentraría
174 veces la cantidad de platino que se produce al año en el planeta.
Si nuestras
naves espaciales consiguen transportar el metal y traerlo a la Tierra, un gran
déficit de recursos sería compensado.
Se estima
que otros miles de asteroides que vagan en el Sistema Solar, sobre todo en los
cinturones de Marte y Júpiter, esperan por nosotros.
Suena a
ciencia ficción, pero para el ingeniero espacial, Eric C. Anderson, y el
genetista molecular, Peter H. Diamandis, esta historia se hará realidad en un
futuro no tan remoto.
Ambos son
los fundadores de Planetary Resources, una compañía especializada en diseñar
tecnología espacial que dentro de algunos años podría enviar las primeras
misiones de robots al cosmos con el fin de explotar los recursos de los asteroides,
aquellos restos de roca formados sobre todo por platino, metal que en la Tierra
llega a costar hasta 50 dólares el gramo.
En boca de
Anderson –quien tiene una empresa de vuelos
comerciales al espacio exterior– la era de la minería espacial está
cerca y será la mayor expansión económica de la humanidad:
"Estamos
tratando de hacer algo tan audaz, y podríamos fracasar –dijo Anderson al Wall
Street Journal– pero creemos que vale la pena mover la aguja del destino del
espacio".
EL CLUB DEL ESPACIO
El 2010,
cuando se creó Planetary Resources, la idea de explotar los recursos de los
asteroides sonaba descabellada. Era un negocio improbable.
Sin embargo,
el año pasado, alguien los tomó en serio, muy en serio.
El 25 de
noviembre último, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, firmó la
Ley del Espacio o la Space Act, norma que le permite a los ciudadanos de su
país extraer los recursos espaciales que les plazca para su beneficio.
"Un
ciudadano de los Estados Unidos –dice la normativa– tendrá derecho a los
recursos obtenidos de un asteroide o el espacio, incluyendo poseer, apropiar,
transportar, usar y vender este recurso
de conformidad con las leyes aplicables".
No solo los
de Planetary Resources saltaron en un pie al enterarse. Otra compañía como Deep
Space Industries –que apunta también a explotar asteroides– tomó este
momento como histórico y lo comparó con lo que pasó en el siglo XIX, cuando en
EEUU se aprobó la denominada Ley del Oeste que dio inicio a la
"Fiebre del oro".
Todo apunta
a que la "fiebre por los tesoros del espacio" está a la vuelta de la
esquina, y ha despertado tanto interés que algunos multimillonarios, como los
ejecutivos de Google, Larry Page y Eric Schmidt, y hasta el famoso cineasta James Cameron han decidido invertir sus
millones en los proyectos de colonización de asteroides de Planetary Resources.
Según se
cuenta, los acaudalados accionistas de Silicon Valley han invertido cincuenta
mil millones de dólares, mientras que
Cameron, además de dar un capital, asesora a la compañía.
Como
anécdota, se dice que el director de las taquilleras Titanic y The Terminator,
aceptó ser parte del staff de Planetary Resources al día siguiente de su
regreso de una inmersión submarina en el punto más profundo de la Tierra, la
Fosa de las Marianas.
Después de
esta osadía, la imaginación del explorador cambió de dirección y apuntó hacia
arriba, al firmamento.
A LA PISCINA CÓSMICA
Un informe
del diario El País de España señala que "los científicos saben que los
asteroides tienen una alta concentración de platino por los meteoritos que han
caído en nuestro planeta".
Con esta
evidencia, y puesto que llegar a un asteroide no es difícil (su fuerza de
gravedad es ínfima, todo es ligero en sus superficie), empresas como Planetary
Resources decidieron lanzarse a la piscina cósmica. Este sería su plan en tres pasos:
"En una
primera etapa –indica su presidente Chris Lewicki– se harán estudios y análisis
de los asteroides". Se lanzarán pequeños telescopios, los Arkyd-100, en la
órbita de la Tierra con la finalidad de localizar los mejores objetivos. Le
podría tomar una década a la compañía identificar a los mejores candidatos para
la minería.
Lewicki añade que en otro momento se prevé enviar las
primeras misiones de astronautas a los asteroides seleccionados para trazar un
mapa e iniciar una exploración profunda. Finalmente, y una vez reconocido el
terreno, se establecerían las primeras operaciones mineras en los asteroides
que serían controladas por robots.
"Los
asteroides, además de contener minerales,
son ricos en agua. Podríamos extraer este elemento que le serviría a los
astronautas para hidratarse, e incluso, si logramos descomponer la molécula H2O
en oxígeno e hidrógeno, podría utilizarse como combustible para los
cohetes", agrega el ex oficial de la Nasa, Chris Lewicki, que tiene un
asteroide que lleva su nombre.
Todo parece
posible respecto a la minería espacial, pero hay científicos que se han
mostrado escépticos ante los planes de las compañías.
Consideran
que el plan de usufructuar a los asteroides no resultaría rentable, pues –según
declararon para la CBS News– tan solo en una misión de la Nasa, para regresar
dos onzas (60 gramos) de asteroide a la Tierra se invirtió alrededor de mil millones de dólares.
"Los
costos son demasiado altos", dijo el geólogo planetario de la Universidad de Purdue, Jay Melosh,
quien llamó a la exploración espacial: "Un deporte que solo los países
ricos, y aquellos que deseen demostrar su destreza técnica, podrán darse el
lujo de disfrutar".
LOS PRIMEROS MINEROS
A todo esto,
ya se han planteado preguntas del tipo: ¿Pueden los humanos colonizar la galaxia?
La Ley del
Espacio que se aprobó en EE.UU. choca con lo
acordado en el Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre de 1967.
Según este
acuerdo, impulsado por las Naciones Unidas y ratificado por EE.UU.: "La
Luna y otros cuerpos celestes no podrán ser objetos de apropiación nacional por
reivindicación de soberanía, uso u ocupación, ni de ninguna otra manera".
Es decir, el espacio es de toda la humanidad y nadie lo podrá privatizar.
Los
inversionistas de esta nueva forma de minería argumentan que dentro de poco la
Tierra ya no tendrá suficientes recursos minerales para abastarcerse, por ello
tocará recurrir al espacio para
obtenerlos:
"Cuando
la disponibilidad de los metales aumente, se reducirá el costo de todo, de los
televisores, los celulares, los ordenadores", prometió Peter Diamandis de
Planetary Resources.
La minería
espacial es algo que va pasar. Y si es así, ojalá que afuera no haya
depredación como aquí.
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