Corrupción,
criminalidad organizada
y proceso penal
Dr.
Pablo Sánchez V.
Fiscal
de la Nación (*)
El
avance de la corrupción y de la criminalidad organizada en nuestro país es una
realidad, opera como una empresa de estructura piramidal, con asesoría
jurídica, económica, con logística, tiene ejecutores delictivos y se esfuerza
por tener protección legal y política. Ya se veía venir desde hace algunos años
y la respuesta del Estado recién se hace sentir a raíz del conocimiento de
casos tan emblemáticos que comprometen a funcionarios públicos. Se requiere una
investigación eficaz y sanciones ejemplares.
Las
instituciones encargadas de la investigación oficial, Ministerio Público y
Policía Nacional están realizando su trabajo, en algunos casos, con el decidido
apoyo de la prensa de investigación. También, se han iniciado investigaciones
congresales que luego pasarán al fuero judicial donde se determinarán las
responsabilidades penales correspondientes.
Ello
requiere actuar bajo dos planos: una Política Criminal definida, que exprese
una respuesta efectiva del Estado ante delitos tan graves con el fin de
prevenirlos. Y, un tratamiento responsable de los casos con sanciones
ejemplares, que para el ciudadano la justicia sea real, en lugar de una utopía.
La
investigación de casos de corrupción y crimen organizado es una labor ardua y
complicada. Se investigan más de 50
delitos como asesinatos, lavado de activos, extorsión, secuestro, tráfico
ilícito de drogas, y otros conforme a la Ley 30077.
Por
ello, la investigación debe ser inteligente, obteniendo y asegurando elementos
de prueba de la comisión del delito, estableciendo la relación existente con
los imputados, realizando las pesquisas y pericias que sean necesarias; sobre todo
las criminalísticas, contables y financieras, requiriendo información a la UIF
y la SBS, y custodiando la documentación pertinente. La investigación debe ser
técnica y plenamente reservada, a fin de que no se perturbe la obtención de las
pruebas, el ocultamiento de la participación de otros implicados, la
destrucción o desaparición de documentos importantes o la amenaza o asesinato de testigos. Se
puede exhortar la aplicación de la confesión sincera para acopiar pruebas; la
colaboración eficaz resulta de suma ayuda, pero debe brindarse las protecciones
necesarias y cumplirse con los beneficios a los colaboradores. Asimismo, se
exige proceder con mucho cuidado para no adelantar juicios de valor, observando
la presunción de inocencia y el plazo razonable. Solo se acusa cuando hay
prueba suficiente para ir al juicio y se condena con sentencia debidamente
motivada.
La
prisión preventiva solo la solicita por el fiscal y se decide por el juez,
cuando sea absolutamente necesaria, es una medida de excepción que pretende
asegurar la presencia del imputado a la investigación y juzgamiento, cuando
exista peligro de fuga y bajo criterios de razonabilidad y proporcionalidad.
La
lucha contra la corrupción y la criminalidad organizada requiere de un mayor
compromiso del Estado manifestado en el fortalecimiento de sus instituciones
judiciales.
El
Ministerio Público ya cuenta con fiscalías especializadas en casi todo el país.
Los fiscales han adquirido mucha experiencia, pero el crecimiento de la
criminalidad y la corrupción requiere más fiscales especializados. Asimismo, se
necesitan nuevos locales, peritos debidamente remunerados, apoyo logístico,
capacitación especializada de todos sus integrantes, el fortalecimiento de
Medicina Legal y la mejora del Programa de Protección a víctimas, testigos y
colaboradores eficaces. El Poder Judicial y la Policía requieren del mismo
apoyo.
Se
requiere de un Sistema de Justicia eficiente, moderno y garantista, que será
posible con una decidida intervención del Estado para que invierta seriamente
en Justicia, y por los operadores de justicia se requiere visibilizar sanciones
ejemplares a crímenes tan reprochables que hacen daño a las personas, las
instituciones y al país.
En
el plano de la prevención, debe actuarse inmediatamente a fin de frenar el
avance de la corrupción y el crimen organizado: enseñanza de valores desde el
colegio, buenas prácticas en el quehacer diario, formando jóvenes líderes, con
actividades del Estado de acercamiento a la colectividad (la Fiscalía lo hace).
La
CAN-Anticorrupción está comprometida en esta tarea y su presencia es cada vez
mayor al interior del país, instalando las Comisiones Regionales
Anticorrupción.
Nuestro
país requiere de un cambio de actitud de TODOS, en nuestro trabajo, empresa,
función, oficio o actividades cotidianas, para combatir la corrupción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario