Cuando
llegar a ser adulto mayor
se convierte en un desafío en el Perú
LA FELICIDAD EN MEDIO DE LA INCERTIDUMBRE. Para el 2021, este sector de la población la integrarán más de 3 millones de personas ¿Está preparado el Estado peruano para ese aumento? ¿Hoy se les brinda calidad de vida y servicios de salud adecuados? ¿Se fiscalizan los albergues? Aquí casos que describen esta realidad.
La población
adulta mayor de 60 años será de 3 millones 726 mil 534 personas en el 2021 y
equivaldrá al 11,2% de la población del Perú, según cifras del Instituto
Nacional de Estadísticas e Informática (INEI). Pero, ¿qué estamos haciendo en
el país ante esta proyección?
Las llamadas
“personas de la tercera edad” enfrentan hoy situaciones difíciles, alarmantes,
al llegar a esta etapa de sus vidas. Muchas enviudan y quedan solas. Otras
padecen enfermedades. Y hay quienes tratan de asimilar que, finalmente, vivirán
en un asilo o casa de reposo porque los suyos no pueden o no quieren tenerlos.
Hay algunas
como Rosa Reyes Rosales, de 93 años, para quien la soledad ha sido parte de su
vida. Vivió desde muy pequeña en un hospicio de la Beneficencia Pública de
Lima, ya que es huérfana. Su juventud pasó de pronto y al llegar a cierta edad
una asistenta social la trajo al Hogar Canevaro.
“Estoy desde
que se fundó el hogar, hace más de 36 años”, cuenta esta señora quien pertenece
al coro del hospicio.
Feliz ella
comenta estar agradecida con Dios, por darle una familia llamada Canevaro.
Carmen
Martínez Merea, de 95 años, lleva más de un año postrada en una silla de ruedas
debido a que sufrió una fractura de cadera que la llevó a ser atendida de emergencia
en el hospital Cayetano Heredia. Al igual que Rosa, ella también es huérfana y
llegó a este hogar hace más de 34 años.
Hablar de la
familia la entristece. Cuenta que es soltera y no tiene hijos, pero tiene
sobrinos, que pocas veces vienen a visitarla. Pese a las dificultades para
movilizarse, intenta participar en las actividades del recinto.
UN HOGAR
HISTÓRICO
El Hogar
Canevaro, ubicado en el Rímac, fue fundado hace más de 36 años. Su directora,
Lourdes Luna, refiere que se atiende a 333 adultos mayores, en su gran mayoría
mujeres.
Afirma que a
los ancianos se les brinda atención en salud, física y mental, y hay un equipo
multidisciplinario que los orienta con psicólogos, médicos, trabajadoras
sociales y enfermeras. El especialista del Canevaro, Pedro Hernández, detalla
que uno de los requisitos para ingresar al asilo es tener 65 años o más y estar
en situación de riesgo y abandono.
También hay
otras tres condiciones: la del pagante parcial (quien ha tenido seguro toda su
vida y recibe una jubilación e ingresa con un 50% de abono sin considerar que
tenga familia directa); el pagante total (residente que, teniendo familia,
abona su pensión bajo la condición que quiera estar allí y puede vivir en una
habitación); y la otra es la del exonerado.

“Es una
verdad que comprobamos siempre”, piensa Hernández. Y explica que el hogar cubre
las necesidades de salud, “pero cuando el caso nos sobrepasa los llevamos a
hospitales”.
Este
psicólogo conoce mucho esta realidad por su labor diaria. Para él es evidente
la falta de políticas públicas en la atención al adulto mayor.
“Depende del
apoyo del Estado mejorar su calidad de vida. En el país no somos conscientes de
las necesidades y derechos del adulto mayor, ninguna de las políticas se dirige
a brindarles atención”, refiere.
PRUEBA
DE AMOR
Una pareja
singular en el hogar la conforman Carlos del Busto Ezeta (75) y Lucrecia
Vásquez Maqueira (76), románticos adultos mayores que llegaron por una amiga
que los convenció de vivir en un lugar tranquilo.
Dicen tener
familia, pero no vienen seguido a verlos porque –los justifican– tienen sus
propias vidas. Intentan no entristecerse y buscan superar las barreras para
comunicarse y lo han resuelto usando Facebook.
Llevan
juntos más de 50 años de matrimonio y señalan que vivir aquí ha fortalecido su
amor. “El pasado de 14 de febrero renovamos nuestros votos matrimoniales y los
volveríamos a renovar para demostrar cuánto nos amamos”, afirma. Entre Dios, el
canto, la pintura, el baile, los dulces ancianos hallaron un nuevo hogar en
Canevaro.
Si bien el
Perú cuenta con un marco normativo y políticas públicas, así como un Plan
Nacional y una Ley del Adulto Mayor, su implementación es lenta debido a que el
presupuesto del Estado es demasiado bajo para darle la calidad de vida que
requieren, afirma el director del Centro de la Investigación del Envejecimiento
(CIEN), el geriatra José Francisco Parodi.
En nuestro
país el porcentaje de adultos mayores que tiene un seguro social es solo del
25% y pese a ello, ese seguro no le cubre una residencia pública y mucho menos
privada. “No hay que olvidar que las personas más pobres, que son el 70% de la
población, no cuenta con un seguro social y de ellos solo el 2% o 5 % posee un
seguro privado”.
Para el
especialista, los asilos o casas hogares en el Perú, son en su mayoría de muy
mala calidad y en las privadas, que son muy pocas, el precio es excesivamente
caro. Explica además que existen normas de cómo debe ser el funcionamiento de
cada casa de reposo u asilo, pero el propio Ministerio de la Mujer y
Poblaciones Vulnerables, que debería controlarlos, tiene dificultades para
supervisar el cumplimiento de la ley. “Es por eso que cuando uno va a la
mayoría de centros de reposo se da con la sorpresa de que son casas adaptadas,
con instalaciones sucias. A veces se llega incluso a encontrar a adultos
mayores amarrados, que padecen maltratos y sobreviven sin atención de calidad”.
Según el director del CIEN, la tendencia
actual es que la familia asuma la mayoría de los cuidados de las personas de la
tercera edad. “Pero nunca será como en Europa, cuyos gobiernos solventan los
gastos de las personas mayores”, se queja.
En el Perú,
el Estado ha firmado convenios y tratados que defienden los derechos humanos,
en los que se indica se debe brindar a los adultos mayores el máximo nivel de
bienestar. “Significa que el gobierno y sus autoridades están comprometidos a
cuidarte cuando ya no puedas hacerlo tú, porque a pesar de todo sigues siendo
un ciudadano. Pero ese compromiso no se refleja en el país”, dice Parodi.
NO HAY COMPROMISO
No se trata
solamente de abrir más consultorios, ya que los ancianos necesitan atención
especializada. Agrega: “No es más de lo mismo porque cuando atendemos a una
persona de la tercera edad se tiene que escribirle más grande, hablarle fuerte
para que puedan escucharte, pero sobretodo cubrir sus necesidades asumiendo los
costos económicos”.
Los
residentes ya sea de asilos o casas de reposo requieren un nivel asistencial de
cuidado. Necesitan a alguien que esté pendiente de ellos, que les dé su medicina,
los bañe y cambie. Pero, advierte, en muchos lugares donde residen se contagian
de enfermedades y si se propicia una cura el proceso es lento porque las
bacterias en esos locales son más agresivas.
APOYO EN PERÚ

Este plan
propone como acción estratégica que el 40% de gobiernos regionales cuente por
lo menos con un establecimiento de salud diferenciado para la atención a estas
personas, en diferentes niveles de atención y complejidad.
También que
el 72% de personas adultas mayores cuente con seguro de salud, el 66% con
pensión o transferencia monetaria, el 97% con DNI y 150 mil participen en los
centros integrales de atención para las personas de la tercera edad.
Tal como lo
señala la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), en el
Perú al igual que en otros países de América Latina, hay un progresivo proceso
de envejecimiento, que se acelerará en la primera parte del siglo XXI.
Corrobora
esta afirmación la directora de la Unidad de Servicios de Protección de
Personas Adultas Mayores del INABIF, Ana María Vargas Debernardi, para quien en
los últimos años en Latinoamérica y en el mundo hay un incremento significativo
de personas de la tercera edad.
Opina que el
Estado tiene interés en desarrollar una política pública enfocada en que las
personas de la tercera edad tengan un envejecimiento saludable. “Por ello se
han creado programas como Pensión 65, Vida Digna, la Unidad de Servicios de
Protección de Personas Adultas Mayores (USPPAM) del Inabif, y los Tayta Wasi”,
concluye.
Sin embargo,
falta que los beneficios tengan un alcance nacional. Y que, sobre todo, las
familias tomen conciencia al tener un adulto mayor en casa. Todos llegaremos a
esa edad.
CLAVES
Para el
defensor del Pueblo, Eduardo Vega, se deben cambiar los procedimientos de la
Ley del Adulto Mayor, además de crear una instancia especial de implementación.
La
Defensoría invita a unirse a la campaña “Súmate”
(www.defensoria.gob.pe/sumate/) y aumentar los adherentes al pedido dirigido al
Ejecutivo para suscribir la Convención Interamericana sobre la Protección de
los Derechos Humanos de las Personas Mayores.
Según el
Minsa, entre el 2012 y 2013, se reportaron a nivel nacional 1.200 ancianos en
situación de abandono.
Una encuesta
entre transeúntes de Lince, refleja que la mayoría no dejaría a sus ancianos en
asilos, aunque la realidad señale lo contrario.
EN CIFRAS
40 de cada
100 hogares en el país tiene como miembro al menos a un adulto mayor.
9,6% de la
población tiene 65 años o más. Esta cifra supera los 2 millones 900 mil
personas.
7,5% de
adultos mayores del país vive en Arequipa; el 7,3%, en Lima; el 7,3%, en
Moquegua y el 7,2%, en el Callao.
43 Ese es el
puesto en el que se ubica Perú en el ránking de los mejores países para las
personas ancianas, según un informe del Fondo de Población de las Naciones
Unidas (UNFPA).
Mía Choy
Mayorga – La República
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