lunes, 5 de octubre de 2015

SALUD



Qué hacer si su hijo no quiere comer

La inapetencia en niños puede estar asociada a la ansiedad de los padres. En contadas ocasiones se debe a una patología.

 
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1. Existen diversas opiniones sobre los niños inapetentes. Si nos guiamos por las recomendaciones de la Sociedad Canadiense de Pediatría, nos damos cuenta de que entre el 25% y 35% de los niños –entre uno a cinco años– son llevados por sus padres a la consulta del pediatra por tener muy poco apetito.

2. Este problema de alimentación es causa frecuente de conflicto entre padres e hijos. Muchas veces los niños comen lo suficiente para su edad y crecimiento. Los pediatras nos pueden ayudar a determinar si existe una enfermedad o alteración de fondo que cause esta inapetencia.

3. La inapetencia, la mayoría de veces, está asociada a la ansiedad de los padres y su percepción de que sus hijos deben de comer más. Los esfuerzos de los padres para que su pequeño coma tienen efectos adversos. Otros niños no desean que se cambien sus alimentos rutinarios y se niegan a probar otros. En algunos casos, esta reacción está relacionada con experiencias anteriores en las que fueron  obligados a comer por los padres. Sin embargo, existen enfermedades que se pueden manifestar inicialmente con  falta de apetito. Por eso es importante la evaluación del pediatra, para poder descartar algún mal. Adicionalmente, pueden confluir factores emocionales que interfieran con el apetito de nuestros hijos (separación de los padres, miedos, depresión infantil, bullying en el nido o jardín, etc.).

4. Podemos destacar algunas alternativas para motivar a los niños a comer. En principio, recordar a los padres que deben de ser cuidadosos con los alimentos que les proporcionan, sobre todo con relación a su calidad nutricional y buen gusto. Otra opción es ofrecer pequeñas cantidades de nuevos alimentos. Si el niño las termina  se puede ofrecer algo más. Asimismo, es recomendable evitar las ‘comidas chatarra’, así como la excesiva ingesta de gaseosas, líquidos y leche. Hay que recordar que la hora de almuerzo debe de ser una actividad agradable, y que las amenazas, premios o castigos no tienen lugar en la alimentación saludable de sus hijos.

5. Hay dos escenarios comunes relacionados con la aparente inapetencia. Está el niño que come lo suficiente, pero que los padres consideran que debería de ser más; en este caso es evidente que no existirá ninguna alteración y que su hijo se desarrollará con normalidad. Otra situación es el caso del pequeño que realmente come menos de lo que necesita para crecer y para fortalecer su cerebro en una etapa clave de su vida; ya que el desarrollo del sistema nervioso se realiza en los primeros cinco años de vida.

Justo Padilla
Pediatra de la Clínica Javier Prado.



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