Qué hacer si
su hijo no quiere comer
La inapetencia en niños puede estar asociada a la ansiedad de los padres. En contadas ocasiones se debe a una patología.

1. Existen
diversas opiniones sobre los niños inapetentes. Si nos guiamos por las
recomendaciones de la Sociedad Canadiense de Pediatría, nos damos cuenta de que
entre el 25% y 35% de los niños –entre uno a cinco años– son llevados por sus
padres a la consulta del pediatra por tener muy poco apetito.
2. Este
problema de alimentación es causa frecuente de conflicto entre padres e hijos.
Muchas veces los niños comen lo suficiente para su edad y crecimiento. Los
pediatras nos pueden ayudar a determinar si existe una enfermedad o alteración
de fondo que cause esta inapetencia.
3. La
inapetencia, la mayoría de veces, está asociada a la ansiedad de los padres y
su percepción de que sus hijos deben de comer más. Los esfuerzos de los padres
para que su pequeño coma tienen efectos adversos. Otros niños no desean que se
cambien sus alimentos rutinarios y se niegan a probar otros. En algunos casos,
esta reacción está relacionada con experiencias anteriores en las que
fueron obligados a comer por los padres.
Sin embargo, existen enfermedades que se pueden manifestar inicialmente con falta de apetito. Por eso es importante la
evaluación del pediatra, para poder descartar algún mal. Adicionalmente, pueden
confluir factores emocionales que interfieran con el apetito de nuestros hijos
(separación de los padres, miedos, depresión infantil, bullying en el nido o
jardín, etc.).
4. Podemos
destacar algunas alternativas para motivar a los niños a comer. En principio,
recordar a los padres que deben de ser cuidadosos con los alimentos que les
proporcionan, sobre todo con relación a su calidad nutricional y buen gusto.
Otra opción es ofrecer pequeñas cantidades de nuevos alimentos. Si el niño las
termina se puede ofrecer algo más.
Asimismo, es recomendable evitar las ‘comidas chatarra’, así como la excesiva
ingesta de gaseosas, líquidos y leche. Hay que recordar que la hora de almuerzo
debe de ser una actividad agradable, y que las amenazas, premios o castigos no
tienen lugar en la alimentación saludable de sus hijos.
5. Hay dos
escenarios comunes relacionados con la aparente inapetencia. Está el niño que
come lo suficiente, pero que los padres consideran que debería de ser más; en
este caso es evidente que no existirá ninguna alteración y que su hijo se
desarrollará con normalidad. Otra situación es el caso del pequeño que
realmente come menos de lo que necesita para crecer y para fortalecer su
cerebro en una etapa clave de su vida; ya que el desarrollo del sistema
nervioso se realiza en los primeros cinco años de vida.
Justo Padilla
Pediatra de la Clínica Javier Prado.
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