Médicos
testifican que la esterilización masiva fue política de gobierno de Fujimori
PRUEBAS
DOCUMENTALES. En 1997, un grupo de 12 médicos de la región Piura denunció al
Ministerio de Salud del régimen fujimorista por conminarlos a operar a 60
mujeres por día en condiciones infrahumanas. Captadores pagados por el Minsa
trasladaban a las mujeres de Huancabamba, de la sierra piurana, a la ciudad.

Las palabras
de la candidata presidencial Keiko Fujimori desde la Universidad de Harvard
sonaron como martillazos en el cerebro del médico anestesiólogo piurano Rogelio
Del Carmen Martino. Preguntada por una alumna sobre las esterilizaciones
forzadas durante el mandato de su padre Alberto Fujimori, la lideresa de Fuerza
Popular sorprendió con su respuesta. Deslindó la responsabilidad de su
progenitor y de su gobierno y culpó a los médicos. "Ya ha habido varias
investigaciones sobre este tema y estas investigaciones lo que señalan es
responsabilidades personales en los médicos que no respetaron los
protocolos", explicó con voz firme y convincente Keiko Fujimori. Y añadió:
"Yo condeno la actitud de estos médicos irresponsables; y como mujer y
como madre de dos niñas, me solidarizo con las mujeres que sufrieron
esterilizaciones forzadas". Después de escucharla en varios medios
audiovisuales, el doctor Rogelio Del Carmen comprendió mucho mejor. No eran
martillazos. Eran puñaladas.

La historia
contada por Keiko Fujimori no era cierta.
En 1997,
Rogelio Del Carmen laboraba como anestesiólogo del Centro de Salud Materno
Infantil de Castilla (Cesamica), uno de los hospitales más grandes de todo
Piura. El médico recordó que por esa época en el nosocomio se hacían dos
esterilizaciones de mujeres cada día, previo consentimiento de las pacientes.
Pero el dos de julio de ese año, a Del Carmen y a todo el personal médico del
Cesamica les llegó un oficio firmado por el director de Salud de las Personas,
de la Dirección Regional de Salud de Piura, doctor Rodolfo Soto Zapata. En el
documento se les ordenaba efectuar, entre el 15 y 18 de julio, "una gran
campaña de atención integral cuya meta (es) 250 (intervenciones de) AQV
(Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria), motivo por el cual deberá hacer las
coordinaciones del caso con los establecimientos de su jurisdicción y con el
Programa de Planificación Familiar y de esta manera asegurar el éxito de dicha
campaña" (ver facsímil del oficio).

COMO EN UN CAMAL
Lo que
ordenaba el director de Salud de la región era que los médicos debían
esterilizar ya no a dos mujeres al día sino a 62, de acuerdo con el mandato del
Ministerio de Salud, en cumplimiento de una política de Estado del régimen de
Alberto Fujimori. Las esterilizaciones compulsivas eran una orden de Palacio de
Gobierno, no era obra de los médicos. Los martillazos de Harvard eran
resonantes mentiras.
Relató a La
República el médico anestesiológico Rogelio Del Carmen:
En el
documento nos exigían esterilizar en cantidades que no coincidían con lo que
nosotros hacíamos habitualmente y de manera consensuada con las pacientes. Nos
demandaban 250 esterilizaciones en cuatro días. Ni siquiera se hizo una reunión
previa para informarnos de la campaña. Entonces fui al despacho del director
del Cesamica, el doctor Manuel Girón Silva, para que me explicara. Era absurdo
que en un establecimiento tan pequeño con un solo quirófano disponible se
pretendiera hacer semejante cantidad de esterilizaciones. Me dijo que ya estaba
todo arreglado, que nosotros teníamos que asumir ese trabajo y ejecutarlo en
cuatro días. Para mí ese documento era una ofensa a la dignidad de las mujeres
y de la de los médicos. (El doctor Girón explica más adelante que las
disposiciones venían de Lima y solo acataban las órdenes. "Era una
política de Estado", afirma).
Rogelio Del
Carmen no era el único facultativo en desacuerdo con esterilizar a 62 mujeres
por día, como si se tratara de animales. Del Carmen y una decena de
médicos sostuvieron una reunión con el
director del Cesamica, Manuel Girón, y le manifestaron su negativa a participar
en las "campañas de salud" del gobierno fujimorista.
Así que
fuimos citados a la Dirección Regional de Salud de Piura, a cargo del doctor
Luis Beingolea More. También estuvo presente en la reunión el doctor Rodolfo
Soto Zapata. Nos dijeron que se trataba de una política de salud del gobierno
de ese momento y que nos iban a proporcionar la ayuda de otros colegas para que
nos diéramos abasto y así cumplir con el objetivo. Prometieron además que iban
a adaptar otros lugares dentro del establecimiento hospitalario para poder
hacer las AQV. Les respondí que aún así
no era posible debido al alto riesgo que corrían las pacientes, y que este tipo
de cosas (las esterilizaciones masivas) no se hacían de la noche a la mañana.
Como nos dieron respuestas agresivas e insistieron en las campañas, no nos
quedó otra salida que denunciar ante el Ministerio Público lo que se pretendía
hacer. Firmamos el documento los 12
integrantes del cuerpo médico. Era lo
único que nos quedaba hacer a los médicos porque estábamos siendo conminados
por las máximas autoridades.
La denuncia
presentada por los galenos ante la Fiscalía de Prevención del Delito, el 10 de
julio de 1997, dice lo siguiente: "La jefatura del citado programa (de
esterilizaciones masivas) ha previsto de manera unilateral, compulsiva y sin
diagnóstico situacional de infraestructura y capacidad logística, la exigencia
de atender un mínimo de 20 personas y un promedio máximo de 60 personas por
día" (ver facsímil).
Los médicos
advirtieron de las consecuencias de las esterilizaciones aplicadas en tales
condiciones, porque "podría originar responsabilidades de tipo penal en
los médicos por las inadecuadas condiciones de infraestuctura y logística".
Sabían que era ilegal.
Ante la
rebeldía de los 12 médicos, el mismo día que presentaron la denuncia ante la
fiscalía, fueron convocados a la Dirección Regional de Piura a las nueve de la
noche. Al llegar al lugar, se presentaron los directores Luis Beingolea,
Rodolfo Soto y Manuel Girón. Y también el ministro de Salud, Marino Costa
Bauer.
El doctor
Del Carmen recordó:
Sí, estaba
el ministro Marino Costa, el asesor legal y otros funcionarios de rango
similar. Nos dijeron que lo que habíamos
hecho era algo terrible para la institución, que ni siquiera la Iglesia, ni los
pólíticos, ni el periodismo se habían atrevido denunciar las campañas de
AQV. El doctor Hernando Cevallos Flores
se levantó y dijo que estábamos en nuestro derecho como médicos y como seres
humanos no podíamos hacer algo contra nuestra voluntad. Intervino el asesor legal del Ministerio de Salud y afirmó que si se
presentaban complicaciones o riesgos (en las esterilizaciones), ellos nos iban
a defender legalmente, que no íbamos a estar solos. El ministro Costa nos
preguntaba por qué habíamos hecho la denuncia. No lo comprendía. Yo le dije que
respetaba al presidente Alberto Fujimori, pero creía que no sabía nada acerca
de esto (las esterilizaciones masivas), de esta metodología infrahumana que
exigía a tantos médicos a operar a las personas como si fueran animales. (...)
Pero me equivoqué. Poco tiempo después me di cuenta que era obvio, que era
lógico y razonable que el presidente Fujimori estaba al tanto de todo.
Los
directores de Salud dejaron de lado a los 12 médicos que se oponían a las
esterilizaciones y captaron a otros facultativos para cumplir con el mandato
del gobierno de Fujimori.
El doctor
Rogelio Del Carmen, narró:
En el
CESAMICA sí hubo esterilizaciones sin responsabilidad, pero no en el área
quirúrjica donde yo era el encargado. Los directores ambientaron un lugar para
hacer estas intervenciones con anestésico local en la piel, que no es
suficiente para un AQV. Yo era el único anestesiólogo, pero no participaba. Eso
explica por qué escuché gritar a las mujeres. Al darme cuenta yo le avisé al
jefe de Cesamica, el doctor Manuel Girón Silva. Le dije que eso no era
correcto. Pero me respondió que (donde se hacían las esterilizaciones, en el
Área de Gineco-Obstetricia), yo no tenía ninguna injerencia. Sin embargo, a
veces me llamaban porque se presentaban pacientes con síntomas de mucho dolor.
Era muy penoso todo eso. Por eso al poco tiempo renuncié al Ministerio de
Salud.
La orden es
de arriba
La República
ubicó y entrevistó a dos ex directores de la región de Salud de Piura
mencionados por el médico Rogelio del Carmen: Luis Beingolea More y Manuel
Girón Silva. Los facultativos confirmaron que siguieron órdenes de las
autoridades del gobierno de Fujimori para cumplir con las metas impuestas de
esterilizaciones. Una versión que contradice completamente lo expresado por
Keiko Fujimori en la Universidad de Harvard.
Dijo el ex
director regional de Salud de Piura, Luis Beingolea:
Todo lo que
yo he firmado eran órdenes del Ministerio de Salud, desde el más alto nivel.
Todas eran directivas nacionales, todas las circulares, campañas con
determinados números de AQV a realizarse. Era en ese momento una estrategia del
Ministerio de Salud. Las solicitudes que nosotros hacíamos siempre eran por
órdenes del máximo nivel.
Dijo el ex
director del centro de Salud Materno Infantil de Castilla (Cesamica), Manuel Girón:
Todas las
disposiciones del nivel central (del gobierno de Fujimori) se cumplieron en
todo el país. Todas esas AQV numerosas, a realizarse en poco tiempo,
improvisando rápido, todo eso eran órdenes superiores. Todo esto era una
política nacional de control demográfico. Cesamica en el fondo fue un bastión,
los médicos que firmaron (contra las esterilizaciones) fueron muy valientes y
se resistieron a realizar AQV de manera excesiva y sin mayores protocolos. Yo
no firmé la carta porque era director del Cesamica, estaba administrando el
establecimiento. Eran disposiciones del nivel central, porque venían de Lima.
Venía gente especialmente a supervisar el cumplimiento de las campañas de AQV.
Por eso, lo que ha dicho Keiko Fujimori es inaudito. No puede culpar a los
médicos cuando las esterilizaciones se trataron de una política de Estado.
El doctor
Rogelio Del Carmen Martino reconoció que si bien encargaron a otros médicos la
ejecución de la campaña de esterilizaciones los días 15, 16, 17 y 18 de julio
de 1997, aparentemente no consiguieron alcanzar la meta, porque los convocaron
para cumplir con las intervenciones quirúrgicas en otras localidades.
Sin
anestesia
Narró el
doctor Rogelio Del Carmen:
El mismo
director del Cesamica, Manuel Girón, documento de por medio, dispuso que
participáramos de un 'festival de salud' en el centro de salud del asentamiento
humano Los Algarrobos, en el distrito de 26 de octubre, en Piura. Nos dijeron
que teníamos que intervenir en las AQV. Fue realmente penoso. No sé cómo
captaban a las señoras. Pero vi, por ejemplo, que trajeron en un vehículo tipo
ambulancia a 15 pacientes. Luego de hacerles las ligaduras como en la mañana,
por la tarde las llevaban al centro de salud de Huarmaca, en la provincia de
Huancabamba, en la sierra de Piura.
No
importaban las condiciones insalubres en que se efectuaban las intervenciones
quirúrgicas. Lo único que se buscaba era cumplir con la orden del gobierno de
alcanzar las metas de las esterilizaciones.
Continuó el
doctor Del Carmen:
Lamentablemente,
yo tuve que hacer las anestesias. Me dieron una aguja raquídea, atropina y lidocaína pesada. Eso fue todo. Yo
al menos tuve la oportunidad de evaluar el material. Pero por la cantidad de pacientes, la verdad es que la mayoría lo
hizo muy a la ligera. Intervine a 15 pacientes en un lapso de cuatro horas y
media, en un espacio pequeño donde solamente había dos camillas. Uno como
médico tenía que estar haciendo en simultáneo las intervenciones quirúrgicas. Ni
siquiera nos dejaban hacerle un correcto seguimiento a las pacientes. Se las
llevaban al toque exponiéndolas a infecciones. Incluso hacían hasta
competencias entre establecimientos de salud para ver quiénes hacían más
intervenciones. Había incentivos económicos. Piura había ganado en AQV en todo
el país. Me duele decirlo, pero verdadertamente fue así.
El
testimonio del médico Rogelio Del Carmen fue confirmado por el ex facultativo
del Cesamica, y presidente de la Federación Médica de Piura, el doctor Hernando
Ceballos Flores, y por el ex cirujano del Cesamica, doctor Arturo Seminario
Cruz: Las esterilizaciones masivas fueron política estatal del régimen de
Alberto Fujimori.
Afirmó el
doctor Ceballos:
Los
documentos del Ministerio de Salud fijaban el número de pacientes a intervenir,
las mecánicas de captación de pacientes mediante personal médico y
administrativo. Había una desesperación por captar más y más mujeres para
someterse a las AQV a como dé lugar. Señalar que los médicos fuímos los
responsables de estos hechos, como ha señalado Keiko Fujimori, es pretender
exculpar a los verdaderos culpables, que ocuparon altos cargos en el gobierno
de su padre y ahora son parte del partido Fuerza Popular.
Expresó el
doctor Arturo Seminario, sobre el mismo caso:
Nos exigían
60 pacientes operadas por día. ¿Cuál es el apuro? ¿Por qué tanta prisa?, les
decía a los directores. Lo que me pareció una locura es como a cualquier
persona que trabajara en una clínica le daban dinero para captar mujeres para
que fueran operadas. ¡Era una feria! ¡Era una carrera! Ahora Keiko Fujimori
pretende atribuir a los médicos lo que era una política estatal. Un mandato del
gobierno de su padre Alberto Fujimori.
El jefe de
prensa de la candidata presidencial, Christian Peralta, señaló a La República
que Keiko Fujimori no haría comentarios sobre el caso de las esterilizaciones
durante el gobierno de su papá. Lo que había dicho en la Universidad de Harvard
era suficiente.
CLAVES
La fiscal
provincial Marcelita Gutiérrez Vallejos es la actual encargada de la
investigación del caso de las esterilizaciones forzadas durante el gobierno del
ex presidente Alberto Fujimori (1990-2000).
Los ex
ministros de Salud, Alejandro Aguinaga, Eduardo Yong Motta y Marino Costa Bauer
se encuentran en condición de investigados. También el ex jefe del Estado,
Alberto Fujimori. El caso se ventila por mandato de la Corte de San José.
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