Madres antes
de tiempo
Dos estudios revelan que aún no se ha logrado frenar el incremento de embarazos adolescentes en el país. Sin políticas de educación sexual, las menores quedan a la deriva. Las gestantes aseguran que sus embarazos no fueron deseados, que pensaron abortar o en quitarse la vida.

En la foto
de su DNI amarillo se le ve aún con aspecto de niña: lleva una cola de caballo
y unos ganchitos de colores en el pelo.
La de la foto es Jocelyn, una adolescente de 15 años que acaba de dar a
luz a un saludable bebé en el hospital de EsSalud Edgardo Rebagliati. Mientras le acomoda el ropón a su
criatura le responde a la obstetra
Verónica Espinoza unas preguntas de rutina: “Sí, me han atendido bien acá, las
enfermeras no me han criticado como en otras clínicas”, le dice. La
especialista le recomienda tomar una bebida multiprotéica porque tiene baja la
hemoglobina. “Cuidado con la anemia”, le advierte.
"Es de
vital importancia tener cuidado con las madres adolescentes. Ya que su cuerpo
aún no ha alcanzado la madurez pueden correr riesgos", agrega.
Jocelyn,
como la hemos llamado para proteger su identidad, es una de las dos adolescentes
que han alumbrado en el hospital. Ambas se suman al número de madres precoces
que fueron atendidas este año en el Rebagliati y que, según el equipo de
médicos del pabellón de Obstetricia, va en subida. “El 2010 atendimos a 120
adolescentes gestantes. El 2013 llegamos a 600”, señala la obstetra Espinoza.
En tres años los casos de niñas que cuelgan los uniformes para preparar
biberones se ha quintuplicado.
Lo del
Rebagliati no es un caso aislado, es una muestra de lo que está pasando a nivel
nacional. Según lo reportado en la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar,
ENDES 2014, los casos de embarazos adolescentes han aumentado en el país de
12.5% en el 2011 a 14.6% en el 2014, principalmente en la selva y el norte.
Para los
voceros del Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y
Reproductivos (Promsex) estas cifras revelan una realidad que el Estado no
quiere encarar. Su directora Susana Chávez dice que "no hay una política
de Estado en educación sexual para los adolescentes y un verdadero plan para
prevenir los casos de violación sexual, pues hay que recordar que el 78% de las
víctimas son menores de 18 años”.
La doctora
Espinoza es más optimista. Dice que EsSalud implementó hace años talleres de
educación sexual en varios colegios de la capital que dieron buenos resultados.
"Los escolares se enteraron de los diferentes métodos anticonceptivos. Sin
embargo, el trabajo debe ser intersectorial. El Ministerio de Educación debe
capacitar también a sus profesores para que les puedan transmitir a sus alumnos
información para prevenir embarazos no deseados".
En medio de
esta discusión están los adolescentes quienes ni siquiera pueden acceder gratuitamente
a un condón pues la Ley General de Salud se los restringe. "El artículo 4
señala que no se debe dar
anticonceptivos a menores de edad que no estén acompañados de un adulto",
explica Daniel Aspilcueta, Coordinador Nacional de la Estrategia Sanitaria de
Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud.
Y la ley no
es la única que corta a los adolescentes la voluntad de tener una vida sexual
responsable. También está la religión, la desigualdad sexual y la condena
social. Jocelyn, nuestra precoz madre, dice que sí sabía de métodos
anticonceptivos, que quiso usar un preservativo pero que su pareja, un muchacho
de veinte años, no quiso cuidarse: "A
mí me hablaron en el colegio cómo se podía cuidar una mujer pero me daba
vergüenza ir a comprar en la farmacia, qué iban a pensar mal de mí", dice.

"MI HIJA SE DEJÓ VIOLAR"
El doctor
Luis Távara, médico gineco-obstetra, dio a conocer esta semana su estudio sobre
el "Impacto del embarazo en la salud de las adolescentes", publicado
por Promsex, y que explora a fondo las
reacciones físicas y emocionales de las menores de 12 a 17 años que se enteran
que están en cinta.
El estudio
está basado en las respuestas de 139 menores de cuatro hospitales del país (uno
de Piura, otro de Sullana y dos de Lima).
El primer
dato que salta a la vista es que 17 de las entrevistadas confesaron que su
embarazo fue producto de una violación sexual. "Las relaciones sexuales de
mi hija no fueron consentidas", declaró la madre de una menor de 14 años.
"Mire, mi hija fue violada por un primo mío. Yo le decía que bote el
embarazo porque él está preso en el penal. Yo le reprochaba y le decía por qué
se dejó por qué no se defendió y se dejó violar". Este caso fue reportado
en Sullana.
Las que
tuvieron relaciones sexuales consentidas revelaron que su maternidad no fue
deseada. La mayoría tuvo sexo sin protección sin pensar que podrían
embarazarse.
Desde su
experiencia, la obstetra Espinoza, del hospital Rebagliati, explica: Los
adolescentes tienen una serie de mitos sobre su sexualidad. Dicen cosas como
"una no puede quedar embarazada si es la primera relación sexual" o
"si lo hago de pie no hay peligro" o "si lo hago en silencio no
quedaré en cinta". Respuestas como esas reflejan qué tan desamparados de
información están los adolescentes peruanos, a quienes los grupos conservadores
niegan datos valiosos sobre anticonceptivos a temprana edad. "Porque
suponen que si les hablas de sexo les despertarás el deseo sexual cuando las
evidencias dicen todo lo contrario", agrega Espinoza.
Una vez
confirmado el embarazo, indica el estudio de Távara, 19 de las 139 adolescentes
quiso interrumpir el embarazo: "Pensé en tener un aborto, pero no lo
intenté", dijo Maruja de 15 años. Otro grupo reducido, 9 de las 139,
confesó que al enterarse de su situación intentó quitarse la vida tomando
raticidas, insecticidas o infringiéndose cortes en el cuerpo. "Yo como
madre sí intenté que ella aborte", dice la madre de Mafalda de 14 años, y
luego agrega: "ella intentó quitarse la vida por el enamorado, se tomó
veneno de ratas".
UN EMBARAZO RIESGOSO
El cuerpo de
una menor, una púber de 12 años, definitivamente no está preparado para
albergar un bebé. El doctor gineco-obstetra del hospital Rebagliati, Fenner
Rodríguez, explica: "Ser una
adolescente gestante implica riesgos durante y después del embarazo. La
estructura anatómica de esa menor no está madura, su esqueleto no está
preparado para soportar el peso de la barriga, la pelvis no está desarrolla
para dar paso al bebé durante el parto y, después del nacimiento, las madres
pueden hacer cuadros de anemia".
Hay casos en
que estas complicaciones de salud pueden terminar con la muerte.
A esa
conclusión llegó el estudio de salud sexual y reproductiva de las especialistas
Susana Chávez y Elisa Juárez,
"Historias para no olvidar, la violencia como factor asociado a la
muerte materna de adolescentes".
En la
publicación se cuenta el triste desenlace de diez adolescentes gestantes que
murieron entre los años 2012 y 2014 en dos regiones del país, Ucayali y
Piura. Esas muertes se pudieron evitar.
Estas son algunas de las víctimas que el Estado no quiere ver y ante las que
algunos parlamentarios voltean la cara:
Rosi, 17
años, falleció en su casa 10 días después de provocarse un aborto debido a una
infección. Estela, 14 años, se suicidó a
los siete meses de embarazo. Su madre la encontró convulsionando. Se enteró que
su hija esperaba un niño una semana antes de que falleciera. Anita, 17 años,
murió debido a un shock séptico. No tuvo controles prenatales. Cuando fue al
centro de salud le dijeron que no cumplía con los requisitos del Sistema
Integral de Salud (SIS).
Jocelyn,
nuestra flamante madre adolescente, planea terminar la secundaria tan pronto
pueda dejar al bebé con su mamá. Quiere ser enfermera. Tendrá que esforzarse el
doble para alcanzar esa meta.
Juana
Gallegos – La República
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