Caso de
esterilizaciones forzadas en
Perú, el más grave de América Latina
Para que el caso de las miles de mujeres intervenidas quirúrgicamente sin su consentimiento durante el gobierno de Alberto Fujimori no quede impune, Amnistía Internacional reclama al Estado peruano que constituya un Registro de Víctimas y se sancione judicialmente a los responsables.

La directora
para las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara-Rosas, demandó al
gobierno peruano que constituya un registro de las víctimas de las
esterilizaciones forzadas durante el gobierno de Alberto Fujimori y se sancione
a la cadena de responsables.
Según datos
de la Defensoría del Pueblo, entre 1996 y 2001 se efectuaron 272 mil 028 operaciones
de ligaduras de trompas y vasectomías en el país. Amnistía Internacional
alecciona al Estado peruano a que determine con exactitud el número de mujeres
esterilizadas contra su voluntad.
"El
gran número de esterilizaciones forzadas que tuvieron lugar en los años 90 en
el Perú ha dejado una ola de sufrimiento que solo podrá comenzar a remediarse
si sus víctimas tienen acceso a la justicia y a reparaciones", explicó
Erika Guevara-Rosas, de Amnistía Internacional.
"Es
imperativo que las autoridades comiencen a remediar estos terribles abusos de
manera urgente. Crear un registro de todas las mujeres que sufrieron este
flagelo e iniciar investigaciones sobre la cadena de responsabilidad serían
buenos primeros pasos", apuntó.
"Gran
parte de las mujeres afectadas son indígenas y campesinas de bajos recursos y
quechuahablantes cuya salud se vio afectada y deteriorada como consecuencia de
los procedimientos quirúrgicos a los que fueron sometidas sin ser debidamente
informadas", señaló por su parte la directora ejecutiva de Amnistía
Internacional en Perú, Marina Navarro.
"En
estos casos se han vulnerado los derechos a la integridad corporal, la salud,
la intimidad, la vida familiar y la no discriminación. En algunos casos incluso
se ha violado el derecho a la vida. El consentimiento informado para decisiones
tan personales como una esterilización de carácter definitivo forma parte de la
autonomía de cada persona protegida por los tratados internacionales de
derechos humanos", apuntó Marina Navarro.
APORTE PARA EL CASO
Durante la
conferencia de prensa que ofreció Amnistía Internacional para anunciar una
campaña mundial a fin de que el Estado peruano aplique justicia a los
responsables de las esterilizaciones compulsivas, se destacó el reportaje de
investigación periodística de La República que reveló el caso de un grupo de
médicos de Piura que por mandato imperativo del gobierno de Alberto Fujimori
emprendieron campañas de esterilizaciones masivas a razón de 60 pacientes por
día.
"El
diario ha publicado suficiente evidencia de que se trató de una política de
Estado y también del modus operandi de cómo se llevaban a cabo las
esterilizaciones forzadas. Los hechos demostrados por el periódico contradicen
a la candidata Keiko Fujimori, quien culpó a los médicos por las intervenciones
quirúrgicas", argumentó el abogado de varias de las víctimas, Carlos
Rivera, del Instituto de Defensa Legal (IDL). Este diario publicó una serie de
documentos del Ministerio de Salud de 1997 que demuestran que durante el gobierno
de Fujimori se organizaron "festivales de salud" que demuestran que
era una forma de camuflar las esterilizaciones compulsivas. Ahora esta
evidencia documental servirá como prueba para denunciar a los responsables.
EL DATO
En Moquegua
un equipo de la Segunda Fiscalía Supraprovincial de Lima, presidido por la
fiscal Wendy Calero, recogió el testimonio de más de un centenar de mujeres que
fueron sometidas a las esterilizaciones durante el gobierno de Alberto
Fujimori, entre 1995-2000.
El testimonio de
Esperanza Huayama
Les voy a
contar sobre mi caso en Huancabamba. Mandaron una comisión de Lima a cada
caserío diciendo que nos iban a apoyar con alimentos, vitaminas y medicinas.
Entonces me hicieron pasar a un local y me pusieron la bata y me anestesiaron.
Yo estaba embarazada de tres meses, y ellos lo sabían. Yo no lo sabía, pero aun
así me operaron. Yo al enterarme les dije: 'No me quiten a mi hijito, prefiero
morir junto a él. No me saquen a mi hijito'.
Lo mismo les
hicieron a muchas señoras ese día. Cien por lo menos. Primero nos ofrecieron
medicina, pero luego como animales nos trataron. Una vez que cerraron el puesto
de salud, ya nos sacaron a todas las señoras y a cada una las llevaban con una
ambulancia a otros lugares. Algunas señoras murieron, a otras sus esposos las
abandonaron. Todo fue una desgracia.
Melissa
Goytizolo – La República
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